United States or Saint Vincent and the Grenadines ? Vote for the TOP Country of the Week !


Venid, que tengo muy sano El corazón, aunque enfermo El cuerpo, y que está brotando Sangre española, de aquellos Descendientes de Pelayo. Señor, no más: vuestra vista, Sin conoceros, da espanto. Loco he estado, ciego anduve. ¡Perdón, señor! Si obligaros Con llanto y con rendimiento Puedo, como á Dios, cruzados Tenéis mis brazos, mi acero A vuestros pies, y mis labios.

Don Juan, la reina es mi hermana dijo profundamente doña Clara : ella en su alta posición y yo en la mía, al conoceros... oíd desde el principio, don Juan. Yo tenía una madre buena, amante, hermosa... venid... vais á conocer á mi madre. Doña Clara se levantó, tomó una bujía y precedió al joven. Pasaron por un aposento de vestir, y entraron en un dormitorio.

No extrañéis el que yo os haya prestado poca atención; con señores como el duque de Lerma, que gozan del favor de su majestad, hasta el punto de que su majestad se quede un día sin cocinero, porque su cocinero les sirva, toda diligencia es poca. Me alegro mucho de conoceros.

Tomólo tu madre de memoria, y yo lo fijé en la mía para si sucediese tiempo de poderlo decir a alguno de vosotros; y para poder conoceros, a todos los perros que veo de tu color los llamo con el nombre de tu madre, no por pensar que los perros han de saber el nombre, sino por ver si respondían a ser llamados tan diferentemente como se llaman los otros perros.

Yo he sido palaciego ó palacismo, ó hijo de palacio, como mejor queráis. Bien, bien, ¿pero qué tiene que ver eso? Las cosas deben tomarse en su origen. Vóime, pues, al punto, desde donde llegué á conoceros. Os conocí por medio del tío Manolillo. ¡Ah! ¡el misterioso tío Manolillo! Tenéis razón. No si es pícaro ó tonto, si cuerdo ó loco.

El intruso se vende, gracias á los singulares tumbos que da... ¿Quién queréis que deje de conoceros, preciosa máscara, sir Bernardo el Ermitaño, taimado cangrejo que tratabais de haceros pasar por un inocente molusco? Los peces que cargáis sobre vuestra conciencia os perturban y agitan demasiadoOrillas de nuestro Océano, extrañas á esos movimientos, las flores animadas despliegan sus corolas.

No, no por cierto: el servicio que habéis hecho á su majestad no hay con qué pagarlo. Demasiado recompensado estoy si por conoceros he servido á su majestad, y por servirla sois mía. Nada hay en el mundo que valga lo que este premio. Por lo tanto, esta provisión está demás... si la acepto, la pagaré.

Dejémosla ir en paz, mientras nosotros, que estamos en todos los secretos, nos adelantamos a copiar aquí lo que Poldy había escrito, que era como sigue: «Irresistible impulso me lleva a escribiros sin conoceros. que me expongo a que me juzguéis poco circunspecta, muy atrevida y harto libre.

De día explotáis los brazos y de noche los estómagos. Hacéis mal, muy mal. Hasta ahora os salva la gran masa de peones forasteros que vienen á rabiar y á ahorrar durante algunos meses, pasando por todo, pues su deseo es irse. Pero cada vez se quedan más en el país y ya veréis la que se arma cuando esta gente, viviendo siempre aquí, acabe por conoceros.

Yo no he sido amante de vuestro padre, don Juan, yo no tengo de común con él nada más que vos, que sois nuestro hijo y os he reconocido... porque mi corazón de madre no ha podido contenerse... os he llamado después para abrazaros, para veros junto á mi á solas; para deciros: yo os amo, os amo con mis entrañas, con mi alma, con mi vida... os amo desde el momento en que os sentí alentar en mi seno; os amo más que á mi hijo don Carlos, más, mucho más, porque me habéis sido más costoso, y al conoceros, don Juan, estoy orgullosa de ser vuestra madre... y yo os veré, os veré todos los días... ¿no es verdad que os veré?