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A lo que respondió don Quijote: -Caballero soy, y de la profesión que decís; y, aunque en mi alma tienen su propio asiento las tristezas, las desgracias y las desventuras, no por eso se ha ahuyentado della la compasión que tengo de las ajenas desdichas.

Si es favor, Cuando á besaros la mano Vengo, que el guante perdáis... ¿Qué decis? ¿No me le dais? Tomad. Para ser tan vano, ¿Os turbáis? ¿Qué os embaraza? El guante. Este es sombrero, Y yo de vos no le quiero Sin la cabeza.

... ... averiguad... pero esto es imposible, imposible de todo punto añadió como hablando consigo mismo el confesor del rey ; y sin embargo, las mujeres... Son muy caprichosas, señor; ya veis, mi mujer... ¡Vuestra mujer!... ¡vuestra mujer!... ¿decís que es querida del sargento mayor don Juan de Guzmán? ¡, señor! ¿Cómo ha llegado ese hombre al empleo que tiene?

32 Les respondió Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál obra de esas me apedreáis? 34 Les respondió Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 36 ¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

Pues es verdad dijo. ¡Qué! ¿había creído vuesa merced que le engañábamos? dijo Casilda. Todo pudiera ser. Pero veamos si me decís también ahora la verdad. Veamos dijo Casilda. ¿Dónde está tu señora? No lo . ¿Cómo que no lo sabes? Ha venido por ella el bufón del rey y se la ha llevado en una silla de manos. sabes dónde está tu señora dijo Quevedo encarándose de repente á Pedro. ¡Yo!

Indudablemente estáis de muy mal humor, Dorotea. Tenéis razón, estoy de un humor endiablado. ¿Y qué queréis?... Que acabemos de una vez; yo no aún lo que soy para vos. ¿Que no lo sabéis? Quiero no saberlo, aunque vos me lo decís claramente con vuestra conducta. Pero en fin... ¿qué creéis vos?

¿Pero y si esa dama se negase á recibirme? ¿No decís que tiene dueña? , señor. Pues bien; tomad para la dueña. El duque abrió otro cajón, sacó de él algunas monedas de oro, y las puso formando una columna bastante respetable en el borde de la mesa del lado de Montiño. El cocinero miró con codicia el oro; pero no le tocó. Guardad eso le dijo el duque , y además... me olvidaba... tomad.

Ya habrás visto a tus primas, ¿eh? Chiquillas, ¿qué le decís al primo? ¿Qué me dicen? Me han recibido como a la persona de más cumplimiento.... A ésta le quise dar un abrazo, y ella me alargó la mano muy fina. ¡Qué borregas! ¡Marías Remilgos! A ver cómo abrazáis todas al primo, inmediatamente. La primera que se adelantó a cumplir la orden fue la mayor.

Dadme vos dijo uno que ello sea así como decís, y que os la den como la pedís, y sentaos junto a lo que del asno queda.

Ya, ya lo sabía. El pobre hombre, mi amigo muy querido.... Yo le echo bien de menos, desde que está recogido ahí en ese asilo que vosotros decís maletería; nombre verdaderamente chusco. No es maletería; es malatería. ¿No es ello la misma cosa? No, señor. Entonces, ¿qué es lo que quiere decir malatería? Malhaya si lo .