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No sucedió como pensaron, antes bien la república autorizó caso tan feo, ni castigando á su general, ni dando libertad, y enmienda de lo perdido á Berenguer, porque siempre que el délito no se castiga, se aprueba.

"Y para que así tengan entendido, se fijarán ejemplares de este edicto, en los lugares que se tengan por conveniente, en dicha provincia, en donde sabré quienes siguen este dictámen, premiando á los leales, y castigando á los rebeldes, que conocereis vuestro beneficio, y despues no alegareis ignorancia. Es cuanto puedo deciros. Lampa, y Diciembre 23 de 1780." D. JOSE GABRIEL TUPAC-AMARU, Inca.

¿Dónde?... viejo... preguntó asombrada Ramona, sin obtener contestación. Arrímese, Anastasio insistió Baldomero, mire que vale más llegar a tiempo que andar rondando un año. Así... dicen... contestó Anastasio, sin moverse de su sitio y castigando al suelo con la punta de su lonja.

Unos dicen que se metió a fraile en los últimos años y pidió al morir que lo enterrasen en la puerta del convento, para que todos hollasen su tumba, castigando de este modo su soberbia y demás pecados.

Sin embargo de que estos hechos no se han justificado en la forma correspondiente, ha resuelto S. M. que V. S. tome las providencias y precauciones correspondientes para evitar todo abuso y malversacion de los almacenes, castigando á los que resulten culpados, y dándome aviso de cuanto ejecute en el asunto. Todo lo cual participo á V. S. de Real órden para su intelijencia y puntual cumplimiento.

Yo, haciendo el papel de Sigfrido, me meteré en el ataúd. Ella, si quiere, puede venir montada en un caballo con alas, en un gran caballo negro, con largas crines negras, las alas negras, castigando con manos negras el aire del cielo. ¡Pero Muñoz, Muñoz! gritó Charito alarmada.

El labrador, que vio sobre aquella figura llena de armas blandiendo la lanza sobre su rostro, túvose por muerto, y con buenas palabras respondió: -Señor caballero, este muchacho que estoy castigando es un mi criado, que me sirve de guardar una manada de ovejas que tengo en estos contornos, el cual es tan descuidado, que cada día me falta una; y, porque castigo su descuido, o bellaquería, dice que lo hago de miserable, por no pagalle la soldada que le debo, y en Dios y en mi ánima que miente.

Procuraban, no obstante, los invasores, que la verdadera situación de la ciudad se desconociese fuera de ella, y aun se esforzaban por ocultar cuanto podían, aquí mismo, los estragos del mal, y así, pues, ni se insertaban noticias en la Gaceta de Sevilla sobre este punto, ni dejaban salir correspondencia que del daño tratase, castigando muy severamente á los que propagaban por cualquier medio el conocimiento de aquellas miserias.

En paz tiene la tierra, gobernando Con gran sagacidad y señorío, La gente rebelada castigando Con fuerza, maña, y arte y poderío. Los leales su causa ya juzgando Por vana presumpcion y desvarío, Por no tener de España nueva cierta, Se le entran cada dia por la puerta.

Es tan buena, que sobre serme fiel, tiene la costumbre de entregarme todos sus pensamientos para que yo los examine. ¡Ojalá pudiera yo entregarle los míos! Y ahora, cuando me traes esos absurdos cuentos, me veo tan por bajo de ella, que no puede ser más. misma me estás castigando con eso de decirme que mi mujer es como , o que en algo puede parecerse a ti.