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Por desdicha, los humanos oídos sólo perciben una mínima parte de este coloquio. Otro punto debemos considerar. El mar no afloja precisamente en el momento del paso del astro influyente: no tiene oficiosidad de una obediencia servil.

Espantose de pronto Jovita, y dio un salto que hubiera desmontado a un árabe. Agarrado a las riendas, estaba un hombre que había saltado desde la cuneta y al mismo tiempo se alzaban ante él y en el camino un caballo y otro jinete en la oscuridad. ¡Afloja tu bolsa, canalla! dijo en voz de mando y con una blasfemia la segunda fantasma.

Estamos en invierno, y ahora viaja poca gente. La gran temporada es en primavera, cuando, según dicen, entran los ingleses por Gibraltar. Van a la feria de Sevilla y vienen después a echar una vista a nuestra catedral. Además, la gente de Madrid sale con el buen tiempo, y aunque a regañadientes, afloja la mosca por ver los gigantones y la Campana Gorda. Da gusto entonces despachar papeletas.

Ángel procuraba acomodarse a este tira y afloja a que querían someterle, y lo conseguía sin gran esfuerzo, porque tenía todo lo suficiente para sus necesidades mundanas, escogiendo entre lo mucho lícito y honrado que en el mundo había. Por aquellos temores, más llevaderos en el padre que en la madre, ansiaban los dos porque el hijo tropezara pronto con su media naranja.

Si aquélla es de gancho, cede al esfuerzo, y se la baja hasta el suelo con cuidado para que no haga ruido, para lo cual se afloja una de las puntas de la faja poco a poco; si es de las que tienen candado, es mejor renunciar al golpe: la puerta es infranqueable.

Había que resignarse a un galanteo penoso y contradictorio, a un tira y afloja que parecía muy del gusto de aquella mujer y le hacía abrir unos ojos de sonriente crueldad, de espasmo sádico, cada vez que él, con los sentidos excitados por misteriosas alusiones o miradas prometedoras, se contraía furioso de deseo.

Que en la tregua Alfonso afloja, y ya blanden la cuchilla, en las quebradas de Loja, con gentes de la Cruz Roja, los Infantes de Castilla. En tanto el sol apresura su ocaso, y con largos brillos en las cúpulas fulgura de Granada, que en la altura muestra sus fuertes castillos. Por un sendero que al soto baja un bello jóven gallardo avanza.

Allí lucía de nuevo su primor y gentileza Quino, el más prudente y astuto de los hijos de Laviana. Su pareja ya no era Telva, como la noche anterior, sino Eladia. Con este arte maligno de tira y afloja tenía á las dos zagalas rendidas, deshechas de amor. Pero en aquel instante más que de su pareja se cuidaba de mirar con recelo la actitud de los de Lorío.

Desazón; que si , que si yo; que no me quieres, que , que tira, que afloja, que vira, que vuelta; que me engañas, que no, que más, y hemos concluido, y adiós, y allá va la lagrimita. La señora de Rubín dejó caer la cabeza sobre el pecho, dando un chapuzón en el lago negro de su tristeza.

Y lo peor es que afloja todos los hilos, usted lo sabe también! ¡, , alambre! ¡Ah, no sabe!... ¡Bueno!, vea don Zaninski: yo no quiero cuestiones con vecinos, pero tenga por última vez cuidado con su toro para que no entre por el alambrado del fondo; en el camino voy a poner alambre nuevo. ¡Toro pasa por camino! ¡No fondo! Es que ahora no va a pasar por el camino.