United States or Azerbaijan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Presa en la red del propio bien perdido: serás un ave, enferma de añoranza, que va a volar cuando la noche avanza, en dirección al solitario nido... Si están ahitos de llorar tus ojos, y en otros días te causara enojos, la era de paz y de perdón se inicie. ¡Oh, qué mejor que tras la despedida, seamos como el agua, en dos partida, que se torna a juntar en la planicie!

Y sinembargo, la minería está apénas comenzando á ser una verdadera industria, la agricultura no avanza y los habitadores de Jaen son muy pobres. Todo depende de la falta de comunicaciones, pues con excepcion de la carretera general no hay sino malísimos caminos y veredas casi impracticables para un comercio regular.

Sería un camino mucho más largo le contestó Van-Stael. La costa meridional hace muchas curvas y vueltas y hacia el Suroeste avanza muchísimas leguas dentro del mar. Necesitaríamos más de un mes para llegar al río Durga. Y estamos sin víveres, tío. No nos pondremos en camino sin provisiones, Cornelio. No podemos contar siempre con la caza, que puede faltarnos.

Lea, de rodillas se arrastraba á los pies de su antiguo amante, levantaba hacia él su hermosa cara inundada de lágrimas y todo su ser se estremecía. En un movimiento de febril ardor sus labios tocaron los del joven... Pero él la separó dulcemente y la dejó á cierta distancia, aterrada por aquella frialdad que había esperado vencer. Es tarde Lea, dijo; la noche avanza y hay que pensar en mañana.

¡En nombre del cielo, Baumann, lo disculpo! le digo. Y llevo derechamente a la casa a mi joven esposa. Allí nos esperaban los criados, con el ama de llaves a la cabeza. Hacen sus reverencias y se ríen solapadamente; pero Yolanda avanza, con los ojos fijos, por en medio de ellos. Entonces me asalta el miedo al pensar en lo que va a pasar.

La poderosa federación va realizando entre nosotros una suerte de conquista moral. La admiración por su grandeza y por su fuerza es un sentimiento que avanza a grandes pasos en el espíritu de nuestros hombres dirigentes, y aún más quizá, en el de las muchedumbres, fascinables por la impresión de la victoria. Y de admirarla se pasa por una transición facilísima a imitarla.

Ninguna chanza alegre se escuchaba entre ellos como otras veces: ni una palabra salía de sus labios. Sus pasos sonaban huecos y lúgubres por la calzada pedregosa. ¡Así os vi cruzar por Entralgo con vuestras monteras sin flores, con vuestros palos enhiestos como una nube que avanza negra por el cielo para descargar su fardo de cólera sobre alguna comarca próxima!

El barbudo hermosote que avanza pisándole la cola del vestido es el esposo: dos metros de talla; se ruboriza cuando tiene que hablar con un extraño, pero se le adivinan unos músculos de boxeador y una gran facilidad para dar «puñete», como él dice... Los que ocupan la mesa con ellos son todos del mismo país: muchachos grandotes y buenazos, que vuelven de Alemania; gente simpática y franca que me quiere y distingue.

Todo va bien, admirablemente bien. La guerra civil avanza. Sobre las ruinas de las fortunas que desaparecen, elévanse las colosales riquezas de los contratistas. El Tesoro público hace milagros. La provincia que gobernaba Melchor se ve libre de este azote. Melchor, reducido otra vez a la nada, da vueltas en su cerebro a un nuevo proyecto. Ahora que son habas contadas.

Alentado con este no esperado triunfo, se avanza hacia San Luis, que apenas le opone resistencia. Pasada la travesía, el camino se divide en tres. ¿Cuál de ellos tomará Quiroga?