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Desde Chile, nosotros nada podemos dar a los que perseveran en la lucha bajo todos los rigores de las privaciones, y con la cuchilla exterminadora, que, como la espada de Damocles, pende a todas horas sobre sus cabezas. ¡Nada!, excepto ideas, excepto consuelos, excepto estímulos; arma ninguna nos es dado llevar a los combatientes, si no es la que la Prensa libre de Chile suministra a todos los hombres libres. ¡La Prensa!, ¡la Prensa!

Mas no en batallas se probó tu aliento: En pulperías fueron tus campañas, Armado con un naipe mas mugriento Que el corazon que abrigan tus entrañas. Pérfido el vaso de licor tendiendo Y bajo el poncho armando la cuchilla, Y á tus contrarios por la espalda hiriendo, Seguido por vandálica gavilla;

¡Cómo enrojeció el borregote viéndola!... Al pasar ella por segunda vez, quedó como encantado, con una pierna de cordero en la diestra sin dársela á su panzudo patrón, que en vano la esperaba, y el cual, soltando un taco redondo, llegó á amenazarle con su cuchilla. La tarde fué triste.

Una familia india compuesta del matrimonio y un chico, puede muy bien extraer al día una arroba de filamento: cantidad que al declinar la tarde y dejar en reposo la cuchilla del tosco aparato que limpia la hebra se parte entre el trabajador y el dueño de la plantación á quien generalmente vende con arreglo á la cotización del día, pues es de advertir que el precio del abacá es objeto de fluctuaciones que diariamente comunica el telégrafo, imponiendo precios los mercados de Inglaterra; dando esto lugar á que con los acopios de abacá se concierten verdaderas jugadas, en las que el dueño del almacén hace adelantos al dueño del textil, y según que los telegramas señalan bajas ó alzas, así se cobran ó se abonan márgenes, nombre que equivale á lo que aquí se llaman diferencias.

Pero hay otras coloradas; leo: Argel, pabellón colorado con calavera y huesos; Túnez, pabellón colorado; Mogol, ídem; Turquía, pabellón colorado con creciente; Marruecos, Japón, colorado con la cuchilla exterminadora; Siam, Surate, etc., lo mismo. Recuerdo que los viajeros que intentan penetrar en el interior del Africa se proveen de paño colorado para agasajar a los príncipes negros.

Señor Gómez Puente dijo al oficial mayor, que adelantó cuchilla y tenedor en mano , ¿qué hacéis? Salpimento unos lechones, señor Francisco contestó el oficial mayor. Muchas gracias, señor Gómez dijo Montiño. ¿De qué, señor Francisco? dijo el oficial mayor. Todo está en orden, todo limpio, todo á punto; parece que no he faltado yo de las cocinas. Vos nos tenéis acostumbrados á trabajar bien.

Veamos qué vianda habéis preparado á su majestad. Aquí está la lista dijo el oficial mayor dejando la cuchilla sobre un mantel, sacando un papel doblado del bolsillo de su mandil. Montiño desdobló con gran interés aquel papel y le recorrió.

Estos registros, reunidos después en la oficina de gobierno, han servido para suministrar gargantas a la cuchilla infatigable de la mazorca durante siete años.

La gente de trabajo, sola contra todos, peleó contra todos, y contra los nobles, y los mató en la guerra y con la cuchilla de la guillotina. Sangró Francia entonces, como cuando abren un animal vivo y le arrancan las entrañas. Los hombres de trabajo se enfurecieron, se acusaron unos a otros, y se gobernaron mal, porque no estaban acostumbrados a gobernar.

En la inmediata cuchilla Un relámpago de fuego Brilló, rugiendo con furia Del cañon el ronco trueno. Nuñez avanza atrevido Con setecientos guerreros, Blandiendo lanza potente, Montando un tordillo negro. Es imponente su marcha, Y por su rostro moreno El entusiasmo asomaba Como en la noche un reflejo.