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Actualizado: 24 de junio de 2025


Me apieta la servilleta concluye por exclamar en tono lastimero la niña que se sienta al lado de la institutriz. Es una hermosa criatura de cinco años á lo sumo, con rostro trigueño y cabellos negros ensortijados, que caen en profusión sobre el cuello y la frente. La institutriz, sin despegar los labios, lleva sus manos al cuello de la niña y afloja la servilleta.

La descubrí como hace quince días en las varas de un carro. Una vez que toma bien el trote, es capaz de andar cuatro leguas por hora, y siempre os lleva las riendas tirantes, no afloja. ¡Mirad, mirad cómo tira, cómo tira!... ¡Vamos despacio, despacio!... No estamos de prisa, ¿no es verdad, señor cura? ¿Queréis entrar en el bosque?

Agotada la paciencia de Vázquez, él la amenazó con irse y no volver más si no lo aceptaba o rechazaba definitivamente esa tarde... ¡No era él un adolescente para prolongar mucho tiempo esa femenina política del «tira y afloja»! Como Coca lo sabía firme y decidido, temió que ejecutase demasiado pronto su amenaza, y le dio el «», ¡el ansiado «»!... ¡Ya eran novios!

¿Has olvidado el ya? ¡Tanto tiempo se pasó! Tienes razón... Pero mira cómo yo no lo he olvidado. El miércoles le vi... te vi en la carretera de Nieva... Ibas en un caballo blanco... Era una yegua. Creí que te tiraba. ¡Tirarme! exclamó Pablito frunciendo el entrecejo. ¡Afloja un poco, chica! A no me tira tan fácilmente una jaca.

Esto dicen que afloja todo resorte de acción y que hace al pueblo débil y propenso a la servidumbre: mientras que en los países donde el pueblo ha tenido que luchar mucho y que vencer grandes obstáculos para ganarse la vida, luego que los vence y vive, es más digno y enérgico, y menos sufrido de ninguna especie de yugo y de sujeción.

Y al ver triunfal que su pendon flamea Afloja de la muerte el fiero nudo Y dice á Tebas: «Madre, te saludo! «Quedan mis hijas: Leuctra y MantineaTambien dos hijas bellas nos dejaron Los que el libre pendon dieron al viento, Y á su sombra su espíritu entregaron; Hijas son de su esfuerzo y su ardimiento: La Independencia que ellos proclamaron, La libertad que dió su pensamiento.

Un día dije a uno de ellos que hablaba conmigo, en el café de Cassoulet, esquina Viamonte y Suipacha, un centro de pillos: ¿Y no bebes?... ¡Pide un gin! ¡Yo!... ¡Qué esperanza!... ¡El alcohol afloja la lengua y entorpece la mano! EL CAF

¿Y no tienen algún caballo de «sobrepaso»? preguntó Lorenzo por compensar en algo la ignorancia evidenciada. Hay un petizo. ¡Fíjese!... ¿Quiere verlo? y volviéndose al muchacho que rasqueteaba al malacara dijo: Ché, Juancito, echá el «Risueño»... Está en el potrero de las coloradas. ¿Desde cuándo? Afloja una mano respondió el muchacho como si contestara a la pregunta.

Creeríase que la fuerte inervación de la mañana se iba gastando con los actos y movimientos de la persona en el curso del día, y que esta llegaba a la noche en el estado contrario, exhausta como el que ha trabajado mucho. Ya Fortunata se había acostumbrado a este tira y afloja, y ninguna de las extravagancias de su marido la cogía por sorpresa.

El orgullo tiene mas malicia, la vanidad mas flaqueza; el orgullo irrita, la vanidad inspira compasion; el orgullo concentra, la vanidad disipa; el orgullo sugiere quizas grandes crímenes, la vanidad ridículas miserias; el orgullo está acompañado de un fuerte sentimiento de superioridad é independencia, la vanidad se aviene con la desconfianza de mismo, hasta con la humillacion; el orgullo tiende los resortes del alma, la vanidad los afloja; el orgullo es violento, la vanidad es blanda; el orgullo quiere la gloria, pero con cierta dignidad, con cierto predominio, con altivez, sin degradarse; la vanidad la quiere tambien, pero con lánguida pasion, con abandono, con molicie: podria llamarse la afeminacion del orgullo.

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