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¿Has olvidado el ya? ¡Tanto tiempo se pasó! Tienes razón... Pero mira cómo yo no lo he olvidado. El miércoles le vi... te vi en la carretera de Nieva... Ibas en un caballo blanco... Era una yegua. Creí que te tiraba. ¡Tirarme! exclamó Pablito frunciendo el entrecejo. ¡Afloja un poco, chica! A no me tira tan fácilmente una jaca.

Cuando volvió en Reyes, sintió, como la noche anterior, que le regaban la cara con agua fresca. Y medio delirando, dijo: Gracias... sola, sin azúcar. Dio expresivas muestras de gratitud al zapatero, que se ofreció a acompañarle a su casa y salió, sacando fuerzas de flaqueza, a paso largo, sin saber adónde iba. «Yo debía tirarme al río», se dijo.

Lo mismo decía el dueño de aquel «surtú» que ha pasado en aquella percha dos inviernos; y la que trajo aquel chal, que lleva aquí dos carnavales; y la... Pepe, te daré lo que quieras; mira, estoy comprometido; ¡no me queda más recurso que tirarme un tiro! Al llegar aquí el diálogo, eché mano de mi bolsillo, diciendo para : no se tirará un tiro por diez y seis pesos un joven de tan buen aspecto.

Calló un momento, herido por aquella frase cruel. Luego dijo con humildad, acercándose á ella: Sabes que soporto todo cuanto quieras... hasta una bofetada en medio de la calle... Te quiero tanto, ¡tanto! que si me mandases tirarme por la muralla, me tiraría... si se te antojase la cruz de la custodia, iría á robarla para ti... Pero hay cosas que hieren más que una bofetada, más que una puñalada en el corazón... Te ruego, por tu salud y por la de tu madre, que no me des más celos... Mira que me estás quitando la vida...

555 Cual más, cual menos, los criollos saben lo que es amargura; en mi triste desventura no encontraba otro consuelo que ir a tirarme en el suelo, al lao de su sepultura. 556 Allí pasaba las horas sin haber naides conmigo teniendo a Dios por testigo, y mis pensamientos fijos en mi mujer y mis hijos, en mi pago y en mi amigo.

«Frecuentaremos la sociedad así que pasen las primeras semanas de luto. Mi tío dice que soy muy joven todavía; pero tampoco puedo quedar sola en el Pavol. Si quisieran obligarme a ello, bien sabéis, señor cura, que no me quedarían más que dos caminos que tomar: tirarme por la ventana o prender fuego al castillo.

Unas veces fuente, y otras roquedo... Unas veces los dientes arregañados de un lobo, y otras un resplandor. ¿Por qué dirán que estás loco, Fuso Negro? Dícelo él, por no trabajar. Lo dicen los rapaces por poder tirarme piedras. En todas las villas tiene de haber un loco y un mayorazgo. Ya baja la marea. Hoy las ondas no quisieron hacer nuestra suerte.

Habiendo perdido de esta manera dinero, muger y casa, me retiré al pais donde me veis, procurando ganar mi vida con la pesca. Los peces hacen burla de lo mismo que los hombres: no saco ningunos, y me muero de hambre; y sin vos, consolador augusto, iba á tirarme al rio.

Estas últimas palabras las acompañó el ayudante con un gesto expresivo, traspasando el aire con los dedos de punta, lo mismo que si los estuviese introduciendo por un cuerpo humano. Don Rosendo hizo un gesto de repugnancia, y guardó prolongado silencio. Al cabo, manifestó sordamente: Lo que sentiré es que estas malditas agujetas no me permitan tirarme a fondo. ¡Ca, hombre, ca!

Pero la noche antes había quedado nuestra amistad en el punto en que el , aunque se impone ya, todavía asoma con mucha timidez a los labios. »Durante el día me hizo mi madre muchas insinuaciones acerca de la naturaleza de mis planes; raterías que se caían de inocente, para tirarme de la lengua. ¡A buena parte venía!