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Las esmeraldas sientan bien a las linfáticas; pero usted es como la uva de Jerez, doradita por fuera y guardando en el corazón un licor que marea y embriaga. ¡Si dijera usted como una pasa! ¡Oh, no, marquesa! ¡oh, no!... Y el general rechazó con fuego la especie y empleó toda su elocuencia en desbaratarla como si tuviese delante un ejército enemigo.

Todo esto junto produce un ruido infernal. Tío Nardo se marea, su mujer solloza y Andrés observa impávido. De aquella turba de niños, algunos lloran, otros meditan tristemente reclinados contra la borda, otros miran atónitos cuanto les rodea..., ¡muy pocos ríen!

Dos anchas fajas de barro marcaban en los malecones el descenso de la marea. Apagábanse en la parte alta de la ría las luces de los anguleros, que durante la noche iluminaban el cauce como una procesión de invisibles penitentes.

Al fin descansaré: bien lo necesito... Ya llegan los convidados, mi abuelita me manda que los reciba. Estoy preciosa esta noche... Entran ya. ¡Cuánta sonrisa, cuánto brillante, qué variedad de vestidos, qué bulla magnífica! y... en fin, ¡qué cosa tan buena! Hay una tibieza en el aire que me desvanece; me zumban los oídos, y en los espejos veo un temblor de figuras que me marea.

El Capitán se asomó por la amura de estribor y miró al fondo; pero la marea, que seguía creciendo, había cubierto todo el banco y no se le distinguía. Los crujidos continuaban, y las velas, ejerciendo su esfuerzo hacia babor, ayudaban poderosamente la acción de la marea.

Toda la entrada es limpia; solamente en la punta del sur hay dos farellones que velan en marea mediada; en pleamar parece que se cubren, y en bajamar queda esta punta un placer.

El día acababa y en algunas ocasiones era ya noche cerrada cuando la marea nos volvía a la costa y nos depositaba a pie llano sobre los guijarros de la playa. Nada podía ser más inocente para todos, y sin embargo, recuerdo hoy aquellas horas de pretendido reposo y de languidez, como las más bellas y acaso las más peligrosas de mi vida.

Los vientos mejores son de NE al NO. En esta atencion debe salir de Punta Rubia á la pleamar, y hacer bastante fuerza de vela, á fin de llegar al Rio Negro en el mismo dia de marea crecida, y entrar por la canal del N de su barra.

No tengo ningún inconveniente; pero te prevengo que está subiendo la marea y que esa peña quedará rodeada de agua antes de una hora. No importa; tenemos tiempo para ir a ella. Dando brincos y haciendo equilibrios sobre los peñascos de la costa, llenos de charcos y tapizados de algas, donde corrían grave riesgo de resbalar, llegaron a la peña, que avanzaba buen trecho dentro del mar.

Una colonia á la boca de este rio seria mucho mas conveniente para los navíos que van al mar del sur, que en Buenos Aires, donde un navio suele estar quince dias ó un mes antes que pueda salir, por razon de los vientos contrarios, y la dificultad de pasar sobre los bajios sino con marea alta: necesitando ademas de esto una semana para llegar á la Bahia sin Fondo, mientras que un navío, que saliese de esta bahia, podria llegar en dicho tiempo, doblar el cabo de Hornos, y pasar el mar del sur.