United States or Cameroon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Toda su prole se sublevaba. Sólo se componía de unos cien muchachos, pero se hubiera dicho que la tierra entera había empezado á gritar. Por primera vez en su vida Eva contempló atentamente á sus hijos. Eran demasiado feos para presentarlos al Señor. Tenían los cabellos en maraña, las mejillas manchadas de barro seco y las narices cubiertas de costras.

¡Olé, salero! ¡Viva tu mare! se atrevió a gritar un andaluz con acento gallego. Su entusiasmo le costó una galleta un coscorrón de un su amigo, más respetuoso. ¡So bruto, mira que es la Regenta! Era popular su hermosura. A Petra también le decían los pollastres que era un arcángel; iba contenta. Ana sonreía y aceleraba el paso.

Tendría que suprimir los cigarros de la Habana, que repartía pródigamente, y los vinos andaluces de precios caros; tendría que contener su generosidad de gran señor, y no gritar más «¡Todo está pagadoen cafés y tabernas, ímpetu generoso de hombre acostumbrado a desafiar la muerte, que le hacía convertir su vida en un derroche loco; tendría que licenciar la tropa de parásitos y aduladores que pululaban en torno de él haciéndole reír con sus peticiones lloriqueantes; y cuando una hembra guapa de la clase popular viniese a él si es que llegaba alguna viéndole retirado , ya no lograría hacerla palidecer de emoción poniéndola en las orejas unos zarcillos de oro y perlas, ni se divertiría manchando de vino el rico pañuelo chinesco para sorprenderla después con otro mejor.

Y mostraban asombro cuando Robledo intentaba hacerles comprender que en el mismo coche podían ir otros viajeros y además resultaba imposible adivinar su vagón entre los muchos que componen un tren. Cuando todas estas gentes, roncas de gritar y convencidas de que les era imposible dar alcance á la «señorona», quedaron en silencio, el ingeniero consiguió hacerse oir. Dejadla que se vaya.

Pero de pronto advirtió el ruido de los pasos de la que la seguía; volvióse; vió aquel bulto que en medio de la noche andaba tras ella, y lanzándose en súbita carrera empezó á gritar: ¡Madre, madre: brujas, brujas! La huérfana sintió entonces más claros los gritos de las mujeres, y llegó también á creer que había brujas por allí.

Lo creo. ¡Bien sabe el demonio que es la primera vez que me he reído desde hace seis ú ocho años! Verdad es que tampoco he llorado... Pero despachemos. ¡Eh, muchachos! ¡Jesús me ampare! empecé á gritar. Os llamo para preguntaros qué le habéis tomado á este hombre. Un burro en pelo. ¿Y dinero? Tres duros y siete reales. Pues dejadnos solos. Todos se alejaron.

D.ª Rosario, creyendo á su hijo muerto, se dió á gritar como una loca. Convencidos, sin embargo, prontamente D. Baltasar y los criados de que no era más que un simple desmayo, lograron calmarla. En efecto, Octavio no experimentaba más que un adormecimiento del cerebro producido por la conmoción.

Entonces sintió junto á los pasos de alguien que andaba por el dormitorio; sintió que aquellos pasos se acercaban á ella; sobrecogióla un pavor mortal; ni tuvo voz para gritar, ni para moverse; pero á pesar de aquel terror, oyó clara y distintamente una voz alterada, de entonación fingida, que dijo muy cerca de ella: Si queréis que nadie sepa vuestros secretos, noble duquesa, guardad vos un profundo secreto acerca de lo que habéis visto y oído esta noche.

Por eso, temiendo una nueva felpa, y para manifestar su inocencia, echa el tizón al fuego y las dos manos á la calzonada de su amigo, y comienza á gritar con el mayor desconsuelo: ¡Padre!, ¡padre! Pero el goloso prisionero, que ya se da por muerto, tira uno de retortijón á cada mano de su carcelero, y toma pipa por el corral afuera, relamiéndose de gusto.

Y volviendo repentinamente la cabeza se puso a gritar desesperadamente: ¡Tristán! ¡Clara! ¡Tristán! ¡Nanín! El buen Barragán quedó asustado de aquel susto y acercándose más exclamó con dulzura: ¡No tenga usted miedo, Elenita! ¡Si estoy aquí yo! Además, esto está muy bien guardado. ¡Clara! ¡Tristán! ¡Nanín! ¡Pero, Elenita, si estoy aquí yo!