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Desde las nueve el aire y la luz inundan mi dormitorio. Me levantan, me visten y abren los balcones uno a uno para que el aire del mar no me sorprenda bruscamente. Hacia las diez, bajo a los jardines. Tengo dos a mi disposición: el uno al norte de la casa, limitado por un muro más complicado que la gran muralla de la China; el otro al Mediodía, bañado por el mar.

Era precisó tratar de que durmiera abajo un criado, y, sobre todo, de aproximar mucho más mi dormitorio al de mi madre. Las cuatro mujeres reunidas sabríamos defendernos mejor de cualquier peligro... ¡Gran miedo pasé aquella noche! »Pero ¿hasta dónde alcanzaban las raíces de estas ideas? ¿De dónde vendrían las semillas que las produjeron?

Poco después Fortunata sentía sueño y se aletargaba; mas en aquel estado indeciso entre el dormir y el velar, creyó ver a su compañera entrar otra vez en el dormitorio sin que se le sintieran los pasos. Metiose debajo de la cama, donde tenía un cofre; revolvió luego entre los colchones... Después Fortunata no se hizo cargo de nada, porque se durmió de veras.

Estaba ya en el primer piso, y ni siquiera había percibido, en la calma solemne del hotel, ninguno de esos detalles con que se revela la muerte al entrar en una casa. Estaba en el dormitorio de la señora: una habitación sumida en suave penumbra, que rasgaba una faja de sol filtrándose por un balcón entreabierto.

Beatriz de pronto, como quien toma una brusca resolución: ¡Márchese, se lo ruego!... Pero antes quiero darle algo para ella. Y se dirigió con rápido paso hacia la quinta. Su departamento personal, compuesto de un gran salón, gabinete y dormitorio, ocupaba toda la planta baja. La habitación de Jacques y de Marcela estaban en el primer piso.

En el silencio de su dormitorio, lejos de los hombres, influenciado por la misteriosa soledad de las altas horas nocturnas, que hacen perder sus contornos á las cosas y á las ideas, se consideró enormemente engrandecido. No; su mundo no había cambiado tanto como él creía. La prueba era que estaba allí, limpiando unas armas para un duelo.

Entonces volvió al dormitorio, lo atravesó, y entró en la sala: allí el registro fue aún más breve o inútil, pues aparte del diván y los sillones, sólo había una mesa llena de menudos objetos de uso, y luego el piano, sobre el cual se veía un cuaderno con composiciones de Pessard.

Así es que como un viaje al primer piso la fatigaba bastante, accedió al pedido de la señorita Nancy de que le permitiera dirigirse sola hacia el cuarto azul, donde habían sido colocadas las cajas de las señoritas Lammeter cuando llegaron por la mañana. Hubiera sido difícil encontrar un dormitorio en la casa, en el que las mujeres no estuvieran ocupadas en cumplimentarse y en prepararse.

¡Doña Clarita! dijo Pascuala abrazando á Clara con más suavidad que su marido y llevándola adentro. Al encontrarse en el dormitorio de los Pascuales, la sobrina de Coletilla, que había agotado todas las fuerzas de su cuerpo y de su espíritu en aquella noche, se dejó caer en una silla y perdió el conocimiento. #Un momento de calma#. Bozmediano y Lázaro hablaron poco por el camino.

Tres veces, desde las diez de la noche al amanecer, ha entrado su padre en el dormitorio y siempre la ha encontrado descansando. La señora Braun, que la velaba, ha asegurado que en toda la noche no se despertó más que dos veces, y después de tomar un calmante, dando muestras de sentirse muy aliviada, había vuelto a dormirse.