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La extraviada imaginación de Mariano veía a este personaje cual si fuese un resumen de todas las altas categorías y la cifra del encumbramiento personal. «¡Cuánta pillería!», exclamó para .

Me ha perdido la timidez.... Debí dar el ataque personal una noche que la encontré a obscuras... o aquella tarde del cenador.... Pero no lo había dado.... Y ahora no había remedio. Un día llegó Ana al extremo de retirar la mano, que él solicitaba con la suya extendida. No volvió a tocarle aquellos dedos suaves. Y es más, apenas la veía.

Y verdaderamente, si la figura y buen talle es la escalera por donde los humanos han de subir a la gloria o a la riqueza, Melchor debía empinarse más que ningún otro porque tenía la mejor fachada personal que pudiera desear un hombre. Era el primer fruto del matrimonio de D. José con D.ª Laura, y aún decían malas lenguas que era tresmesino, cosa que no nos importa averiguar.

Han estado únicamente en los pueblos ocupados por las fuerzas americanas hablando con los hombres que no fijan otra norma para sus actos, sino la conveniencia personal, encerrando la patria dentro del estrecho círculo de sus relaciones é intereses; los cuales por su conducta carecen de influencia en el pais.

Los cantones protestantes han suministrado un número insignificante á los déspotas, en calidad de mercenarios; la inmensa mayoría ó casi la totalidad de estos ha salido siempre de los cantones católicos. ¿Es que el protestantismo es favorable á la libertad y mantiene y estimula el sentimiento de la dignidad personal?

En tal concepto, al que no pueda referir algún aspecto de la vida personal de aquel gran cubano, a un auditorio distinguido como este, se le coloca en una situación verdaderamente difícil cuando se le hace hablar de Martí. El tema es atractivo, es simpático, y porque siempre ha sido tema atractivo y simpático, muchos lo han tratado, muchos lo han desarrollado.

La dama conoció sus pasos cuando se acercaba a la puerta, y le entró un temblor... luego una vergüenza... ¡Ánimo, mujer! Echó un vistazo en el espejo a su aspecto personal, que era inmejorable, y después de hacerle aguardar un poquito, salió a Embajadores... La emoción debió entorpecerla un poco al saludarle.

Declaró el preopinante que era la pura verdad todo cuanto yo había dicho; añadió en respuesta a una pregunta que alguien le hizo, que el hombre del chirlo en la cara había vivido en el lugar con el nombre, indudablemente supuesto, de Pedro González que constaba en su cédula personal, y que con ése se le había registrado, ya muerto, en el libro correspondiente; alegréme yo de ello, y de seguro se alegraría Facia, que lo oía, mucho más... y se acabó aquella conversación sin meternos en otra nueva, porque se había acabado también la comida, apremiaba el tiempo y tenían mucho que andar los comensales forasteros para volver a sus hogares los unos, y los otros para terminar su jornada.

Pero en países dominados por una raza extranjera, el acto de severidad más justo se interpreta por injusticia y opresión, por aquello de que lo dicta una persona extraña que no tiene simpatías ó que es enemigo del país; y la ofensa no sólo ofende al ofendido, sino á toda su raza, porque no se suele considerar personal, y el resentimiento, naturalmente, se extiende á toda la raza gobernante y no muere con el ofensor.

¡Pueblo!... ¿Y qué vas a hacer en un pueblo? dijo Mauricia con expresión de desconsuelo, como una madre que se ocupa del porvenir de su hija . Mira , y créelo porque yo te lo digo: más difícil es ser honrada en un pueblo chico que en estas ciudades grandes donde hay mucho personal, porque en los pueblos se aburre una; y como no hay más que dos o tres sujetos finos y siempre les estás viendo, ¡qué peine!, acabas por encapricharte con alguno de ellos.