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Es el dinero, ¡el maldito dinero! quien mata la parte más hermosa del soldado, el valor personal, la iniciativa, la originalidad, así como anula al obrero, convirtiendo su existencia en un infierno. El cadete escuchaba con atención a Gabriel, comprendiendo por primera vez que en las grandes potencias militares había algo más que las aficiones belicosas del monarca y el valor de los ejércitos.

Los menestrales desaparecían, tragados por los ejércitos, y las ciudades se llenaban de inválidos y veteranos arrastrando la roñosa tizona, única prueba de la valía personal.

De la misma manera que la Confrèrie de la Passion fué auxiliada por el público á causa del numeroso personal, que exigía la representación de algunos dramas, así también en otras poblaciones se encargaron los ciudadanos de dirigir tales espectáculos.

Yo creo que su libro no les será útil a los lectores. En los lances del azar, como en la vida, cada uno es víctima de su temperamento. El que se arruina en el juego, es por un torbellino de locura que hay en su alma; le pasaría igual con una querida vampiro, con la política o con los negocios. Además del invisible factor de la suerte personal, es que tiene la voluntad enferma.

El que estaba en la tribuna logró dominar el ruido y pudo hacerse oír; pero bien pronto los gritos ahogaron de nuevo su voz. Trataba de la vergonzosa derrota que habían sufrido los exaltados ante la autoridad de Morillo, y algunos habían llevado esta cuestión á un terreno personal.

No debiera haberlo olvidado. Mi experiencia personal es muy triste a este respecto; lo sabrás, Pedro contestó el pintor ; pero, después de todo, eso no quiere decir nada... Hice un matrimonio de loco... en fin, no me arrepiento, porque, al cabo, tengo a mi hija.

Nadie comprendió mejor que Sarmiento, en su vejez, la verdadera limitada condición de esta obra; nadie ha discernido mejor que su propio autor lo que hay en el Facundo de personal y de colectivo, de transitorio y de permanente, de provisional y de esencial.

Había a su lado una silla vacía y me senté en ella, obedeciendo a una fuerza más poderosa que mi voluntad; pero como no teníamos nada que decirnos, no atreviéndonos a iniciar ningún asunto íntimo y personal, no hicimos más que cambiar reflexiones tontas sobre los que nos rodeaban, sobre el tiempo y sobre las revistas de la quincena, todo ello interrumpido por torpes silencios.

En esta época el valeroso Marmolejo, que marchaba con refuerzos al fuerte de Buhayen, retó al Sultán de Mindanao, el cual, si bien no aceptó el combate personal á que éste le citaba, esperó con más de 200 embarcaciones á la única que montaba Marmolejo.

Con algún empeño y gusto personal, se puede obtener gran resultado de estos ínfimos elementos. ¿Dices esto para hacernos notar que has sabido realizar ese prodigio? ¡Puede ser! murmuró Martholl sonriendo. Un hombre hábil no debe jamás desperdiciar la ocasión de hacerse valer.