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Los asuntos del Pacífico; el engaño inexcusable de un pueblo en agonía que tiende sus brazos desesperados a una promesa falaz; los misterios de la Peruvian Guano Company; la palinodia vergonzosa de los señores Trescott y Blaine en Santiago de Chile, han suministrado no escasos elementos de acusación contra el primer ministro del presidente Garfield.

La primera vez que tropezó con él Alvaro Peña en la Rúa Nueva, a las doce del día, le llenó de denuestos, y lo que es peor, le llenó la cara de dedos. La corrección fué tan vergonzosa, tan humillante, que Sinforoso, que no pecaba de bravo y altanero, concibió contra su verdugo odio feroz y un deseo punzante de venganza.

Don Juan concibió, sin embargo, alguna esperanza. Indudablemente, aquella mujer había ido decidida a darlo todo por concluido; pero sus miradas, su turbación, el constante aludir a lo pasado, como echándolo de menos, indicaban que le costaba gran pena resignarse. Mira, Cristeta dijo bajando los ojos, al modo de quien hace una confesión vergonzosa , tienes razón.

Vergonzosa sería la victoria del que saliese vivo de aquí, y más vergonzoso el término de quien aquí quedase muerto o herido. La poca vergüenza contestó Pedro Carvallo feroz y groseramente es la de esas viles palabras con que tratáis de disimular vuestra cobardía. Defendeos o mataros he como a un perro. Pedro Carvallo se abalanzó entonces con furia contra Morsamor.

¿Qué es esto? dijo, ronco de repente, don Fermín, plantado, como con raíces, en medio de la sala. Lo que yo quería, que nos viéramos en seguida. Yo estoy loca, esta noche creí que me moría... ayer... hoy... no cuándo.... Estoy loca.... Se ahogaba al hablar. De Pas sintió una lástima que le pareció vergonzosa. Ya lo todo; no necesito historias.... ¿Qué es todo?

Reíase a esto su madre de todas veras, mientras aseguraba yo a la vergonzosa que había sido mía la culpa, «y a mucha honra»; y de aquí tomé yo base para exponerles los proyectos que tenía: que no pensaran en volver a su casa en unos cuantos días, por no estar el tiempo para ello, y, sobre todo, por necesitarlas en la mía yo para una gran obra de caridad, y se resignaran las dos a acomodarse en mi gabinete, ya estrenado por Lituca.

Por otra parte, tenía el espíritu tan henchido de sentimientos nebulosos y filigranas espirituales, que no es maravilla si á los pocos minutos de vagar por las calles se olvidase enteramente de la escena vergonzosa en que acababa de jugar papel tan desairado. ¡Ay! Otras escenas más lejanas se le representaron inmediatamente con mayor energía!

No dejó de tocar a ninguna puerta tras de la cual pudieran esconderse la vergüenza perdida o la perdición vergonzosa. Sus explicaciones parecían lo que no eran por el ardor con que las practicaba y el carácter humanitario de que las revestía. Parecía un padre, un hermano que desalado busca a la prenda querida que ha caído en los dédalos tenebrosos del vicio.

Un raudal de graves y profundas reflexiones se desprendió acto continuo de su mente al contemplarlos: «He aquí se dijo los instrumentos más poderosos del progreso humano en vergonzosa holganza, no por culpa suya, sino por el abandono de los hombres. ¡Cuánta ilustración, cuánto pan espiritual pudieron esparcir en los años que llevan arrinconados y silenciosos!

Hacía falta añadir la lucha vergonzosa que atraviesa la joven sin fortuna en el camino de la que la posee... También está relatado. No hablemos de eso exclamó la de Ribert con lágrimas en los ojos. Distráigase usted, Magdalena, y no piense más en esa decepción que nos incumbe a todos, y a sobre todo...