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Cuatro millones de españoles ricos, industriosos, han sido expulsados, pobres, desnudos, miserables, desesperados, del suelo que los vió nacer.

Un minuto para cualquiera de ellos es mucho más que un año para cualquiera de nosotros. Sus poetas componen versos desesperados y desengañados a los quince minutos de nacer, y sus sabios inventan los más profundos y alambicados sistemas de filosofía a los treinta minutos. La voz de mis silfos es tan delgada, que sólo el fluido susodicho puede trasmitirla en ondas sonoras.

Todos llevamos nuestro plan gigantesco para asombrar al Nuevo Mundo y encadenar a la fortuna. Hasta los que se volvieron de América desesperados retornan con nuevos bríos. ¿Por qué no ha de tener Maltrana su negocio?... Crea usted que los que han fundado Bancos allá no valían más que yo ni tenían el talento de Martorell, que es un águila para estas cosas.

Su esposa lamentaba con gestos desesperados el saqueo del castillo. ¡Qué de cosas ricas desaparecidas!... Deseosa de salvar los últimos restos, buscaba al dueño para hacerle denuncias, como si éste pudiese impedir el robo individual y cauteloso. Los ordenanzas y escribientes del conde se metían en los bolsillos todo lo que resultaba fácil de ocultar. Decían sonriendo que eran recuerdos.

También acampaban frente a esta cara de Madrid, que era la más hermosa, los vagabundos, los desesperados, los abortos de la sombra, toda la muchedumbre que él había visto una noche, con los ojos de la imaginación, rondando en torno de los felices, de la caravana dormida en el beatífico sopor del hartazgo.

Y a pesar de que el joven la tenía fuertemente sujeta entre sus brazos, ella manoteaba, defendiéndose para no caer en el negro abismo que veía su trastornada imaginación. Luego dio un alarido y rompió a llorar con desesperados gritos: ¡Mi padre... mi pobre padre! Míralo: está en la puerta... entra... nos mira; lleva una mortaja... blanca, blanca como la nieve.

Algunos balleneros que encontraron aquella especie de salvaje lo trasladaron á su país, preguntándole antes si, por casualidad, había visto al difunto capitán John Ross. Su teniente Parry, que tenía la seguridad de poder pasar, hizo al efecto cuatro esfuerzos desesperados, unas veces por la bahía de Baffin y el Oeste, y otras por el Spitzberg y el Norte.

Siete u ocho antropófagos cayeron; pero los otros se arrojaron al agua, y agarrando a los chinos por las trenzas y por los pies, los sacaron a tierra. Por algunos instantes se oyeron los desesperados gritos de los amarillos, que a poco fueron sofocados por el espantoso vocerío de los salvajes.

El desventurado poeta, obligado por la miseria, solicitó entonces un destino de cobrador de contribuciones en la América española, último refugio de los desesperados, como él mismo dice; pero tuvo que contentarse con el subalterno y poco lucrativo de proveedor de la flota de Indias, por cuya razón pasó á Sevilla en el año 1588.

Levanté una mano, y bajándola suavemente ante sus ojos desmesuradamente abiertos y desesperados de terror. ¡Morid en paz! le dije ¡Yo le perdono! No había aún acabado estas palabras cuando su fisonomía marchita se iluminó con un relámpago de alegría y de juventud. Al mismo tiempo brotaron dos lágrimas de sus hundidas órbitas.