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Actualizado: 31 de mayo de 2025
El visitante, que no por tener curiosidad dejaba de tener necesidades, sintió la de comer á las pocas horas de llegar á Talisay; le formuló su deseo á la bella capitana, no dice la crónica si en pocas palabras, aunque sí asegura que la vergonzosa mirada de ella fué sostenida con larga insistencia y picaresca intención.
Este dinero omnipotente aún no contaba un siglo de existencia. Su vida no iba más allá de la de un hombre octogenario. Cierto era que había existido siempre; pero antes del avatar victorioso que le hizo señor del mundo, su vida se arrastraba vergonzosa entre desprecios y vilezas. Pluto era un dios sombrío y cobarde, amarillo y macilento como el oro enterrado.
Viendo el Bajá una cosa tan vergonzosa, hizo vela y comenzó á seguir la armada de cristianos, y toda la desbarató sin pelear, y Su Excelencia, que á esta sazón se hallaba en la mar con un esquife, con D. Alvaro de Sande, en que se iba á embarcar, viendo que la armada turquesca daba caza á la cristiana, con el mismo esquife se tornó en tierra, y así hicieron todos los otros señores capitanes y soldados que pudieron hacer lo semejante, cosa de gran compasión, de ver el señor Juan Andrea Doria embestido con su galera en tierra, la cual encalló, y todos fueron presos, y él se fué con su esquife al fuerte.
Francisco Montiño, pero no sé qué singular error, ha creído que la reina ama á ese joven... me lo ha dicho á mí... Francisco Montiño es un ente muy singular, y puede haberos dicho lo mismo; esto es, que su majestad y ese caballero se aman; esto es absurdo, esto es monstruoso, esto no puede ser, tratándose de una señora tal como la reina doña Margarita de Austria, que por su nacimiento, por su virtud, y digámoslo todo, por su orgullo, está muy lejos hasta del pensamiento de una acción vergonzosa.
Cansado, molido y triste me retiré a casa después de vagar cuatro o cinco horas por las calles: al pasar por la Puerta del Sol oí pregonar La Abeja a cuarto. «¡Ah, tunante! grité ciego de cólera, sacudiendo a un chiquillo por el cuello bien se conoce que a tí no te ha costado nada!» Aquella rebaja de precio me parecía una vergonzosa degradación.
Los trescientos de las Termópilas estarían olvidados o pasarían por locos de atar, si después de su sacrificio no hubieran brotado los inmarcesibles laureles de Maratón, Platea y Salamina. Cierto es también que los actos heroicos valen siempre mucho, aunque sólo sea para limpiar la derrota de toda vergonzosa mancha.
Su propósito no lo penetraba don Víctor, pero sentía los efectos de la perfidia del canónigo. «Sí», pensaba el ex-regente, mientras el Magistral volvía a enumerar los sacrificios de amor propio, pundonor y otras muchas cosas que exigía la religión a un buen cristiano a quien su mujer engañaba: «sí, he estado ciego, me he portado indignamente, he debido matar a Mesía de una perdigonada, sobre la tapia, o si no correr en seguida a su casa y obligarle a batirse a muerte acto continuo; el mundo lo sabe todo, Vetusta entera me tiene por... un... por un...» y saltaba don Víctor cerca del techo al oírse a sí mismo en el cerebro la vergonzosa palabra.
Se dirige a los sirvientes con toda familiaridad, exactamente como si fuesen sus iguales; ¡y hace un momento que cumplimentó a una de las mucamas por su buena presencia! Esto es terrible, señor Greenwood, terrible exclamó la viuda, inmensamente chocada. ¡Es la exhibición más vergonzosa de su mala educación!
Los tiros no eran para mí. ¿Qué enemigos tengo yo? ¿Quién puede querer mal á un pobre piloto que no ve á nadie?... ¡Guárdate! Tú sabrás tal vez de dónde viene eso: tú tratas muchas gentes. El capitán adivinó que se acordaba de las aventuras de Nápoles y de aquella proposición vergonzosa guardada como un secreto, relacionándolo todo con la nocturna agresión.
Después cayó en profunda meditación, y al cabo de ella preguntó: ¿En dónde está la Nela? No sé qué le pasa a esa pobre muchacha dijo Florentina . No quiere verte sin duda. Es vergonzosa y muy modesta replicó Pablo . Teme molestar a los de casa. Florentina, en confianza te diré que la quiero mucho. Tú la querrás mucho también. Deseo ardientemente ver a esa buena compañera y amiga mía.
Palabra del Dia
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