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Actualizado: 30 de abril de 2025


Ahora bien, ¿podia el Estado no prestar su brazo al mahometismo, siendo este el que le habia formado? ¿Y podia por otra parte el cristianismo no protestar de contínuo contra la ley funesta del Koran, sancionando con su aquiescencia el retroceso del estado normal al estado de imperfeccion? ¿Habia de contemplar la España cristiana con rostro sereno y ojo enjuto la ruina de todas las grandes conquistas del evangelio; destruida la familia con la vergonzosa concesion de la poligamia y del divorcio; desmentida la divina regeneracion del hombre por la asquerosa lepra de la servidumbre, que el Redentor habia lavado con su propia sangre; desfigurada la santa nocion de la justicia por transigir con la venganza, y restablecida la monstruosa pena del talion por deferencia al espíritu material y grosero del pueblo sarraceno?

Jamás he pertenecido á la Liga ni tuve conatos de acercarme á ella. Yo no hubiera firmado la vergonzosa paz de Antálcidas aunque me cortasen la mano derecha... Puedes decírselo así al señor cura de la Pola que de poco tiempo á esta parte encuentra tan admirable á Esparta añadió sarcásticamente.

Me amaba; había escuchado mis ruegos; me había dado su corazón, aquel corazón hecho pedazos por el dolor, y yo pagaba tanta ternura con el olvido. ¡No; mi conducta era infame, inicua, vergonzosa! ¿Qué amaba yo en Gabriela? ¿La hermosura, la discreción? También Angelina era hermosa y discreta. ¿La elegancia?

Harto perturbada estaba ya mi mente con la vergonzosa catástrofe de Madrid antes de refugiarnos en este lugar. Hubo que vender los muebles que allí teníamos para acabar de pagar a los usureros y acreedores. Mi padre se vino aquí humillado y melancólico, y a poco murió. ¿Con quién querías que hubiese vuelto yo a Madrid? ¿Qué papel iba a hacer en Madrid la marquesita arruinada y bastarda?

Si hubieses llegado hasta aquí, si hubieses contemplado con refinada crueldad mi vergonzosa muerte, yo te juro que al tornar a casa no serían tan serenas tus miradas como lo son ahora, ni el beso de la hija o de la esposa te sabría tan dulce. Mi agonía te hubiera quitado el sosiego, te hubiera envenenado el alma por algunas horas.

Hartas culpas pesan sobre la memoria de aquella vergonzosa monarquía, para que se le cargue con esta que fue iniquidad de la nación entera. Lope de Vega, Vélez de Guevara y otros hombres ilustres la elogiaron; hasta Cervantes por boca de un personaje del Quijote, dice que fue inspiración divina la que movió a Su Majestad a poner en efecto tan gallarda resolución.

Si por acaso algo de esto acontecia á los ausentes, á su vuelta indagaban inmediatamente cuál era la culpable que les habia acarreado tal fracaso; y muy á menudo tocábale en suerte á la inocente el ser maltratada, ó verse cuando ménos obligada á divorciarse; empero, como el celibato era una cosa vergonzosa, ámbos esposos volvian desde luego á contraer matrimonio.

No acaece esto solamente por esa pasión vergonzosa que en mayor o menor grado reside en todos los seres humanos, la envidia, sino también porque es condición precisa del hipócrita y adulador con el grande, ser al propio tiempo altanero y malévolo con el pequeño.

Pues, estando yo en tal estado, pasando la vida que digo, quiso mi mala fortuna, que de perseguirme no era satisfecha, que en aquella trabajada y vergonzosa vivienda no durase. Y fue, como el año en esta tierra fuese estéril de pan, acordaron el Ayuntamiento que todos los pobres estranjeros se fuesen de la ciudad, con pregón que el que de allí adelante topasen fuese punido con azotes.

Aquí hizo fin la mal fortunada jornada que se comenzó para Trípol, que de haber tenido ruín principio y peor medio, vino á acabar tan vergonzosa y vilmente como acabó. Si ruinmente lo hicieron los de las galeras, muy peor lo hicimos los del fuerte, como si anduviéramos á porfía unos de otros sobre quién haría mayor error, y ansí fué desde el principio de la empresa, que parece que estudiábamos para no acertar en nada. Es salir de juicio pensar los desvaríos y mal gobierno nuestro, y ansí no hay que decir sino que quiso Dios castigar nuestra soberbia para darnos á entender que

Palabra del Dia

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