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Si yo no se lo hubiera ofrecido es probable que no me lo hubiera pedido nunca, pero desde el día en que pagué, encontró muy natural continuar aprovechándose de mi generosidad. Y aquí empieza el período más deplorable de mi existencia. La acusación á que sucumbí estuvo basada en las locuras que hice para sostener los gastos de Lea.

Suponiendo que el telegrama fuese realmente de miss Dodson, ¿no podía ser una venganza de mujer despechada y celosa?... Raúl había podido ser amable, demasiado amable, coquetear con ella, turbar la imaginación de la pobre muchacha y hacerle acariciar una loca esperanza... De esto a admitir aquella monstruosa acusación... Con todo, los términos eran precisos y formales...

La veré, y si la acusación es falsa, como lo afirmo, la de Jansien tendrá que retractarse en público o pediré cuentas al idiota de su marido. Mañana estará Luciana justificada a los ojos de todo el mundo. Lo juro por mi amor ofendido. Máximo a su hermano. 4 de diciembre. La he visto; todo es verdad... Estoy anonadado.

Una especie de sordo y pertinaz remordimiento lo había acompañado durante largo tiempo, ante la idea de haber empujado a una inocente a un sacrificio terrible: después ese error suyo fue a confundirse con otros, y le dio libertad para decirse que su culpa había consistido únicamente en un celo excesivo por encontrar el fundamento de la acusación, y así fue perdiéndose por fin hasta de su mente el recuerdo de aquellos hechos.

Los señores de la Jardye y Hermany contestaron con fría urbanidad, que no podía cuestionarse seriamente aquella transposición de papeles, en tan desgraciado asunto, y que la negativa persistente en reconocer los derechos de su cliente a su calidad de ofendido, equivalía por parte del señor de Lerne a una acusación de reparación, que no podía de ninguna manera entrar en sus intenciones.

Punto es éste que podrá interesarte sabe Dios por qué y que podrá afectar mi reputación de hombre entendido; pero en nada altera el valor de mis consejos. No quiero ni puedo justificar mi inconsecuencia. Puedo y debo, con todo, mitigar un poco la rudeza de tu acusación, y lo haré al exponer las razones en que fundo mis consejos de ahora.

Cuando se marchó á la casa iba recordando la acusación que en la noche de su expulsión le habían dirigido en aquel mismo sitio; recordó el diálogo que con su tío había tenido en la cárcel; recordó todas sus palabras, expresión del más ciego fanatismo; y cuanto más meditaba y recordaba, menos podía explicarse que su tío permitiera el ser llamado gran liberal.

Un duelo con Jacobo ó con Tragomer... No les temo ni al uno ni al otro. ¿Una acusación por falso testimonio ante los tribunales? ¡Tontería! ¿Á qué les conduciría eso?

La defensa que hacen algunos de Goethe en este punto, es peor que la acusación. Presupone una doctrina más absurda que la de aquellos que creen que para adelantar en ciertos oficios se necesitan terribles experimentos.

Si su padre se enteraba, ¡qué disgusto!...» ¿Per qué?... ¿per qué? preguntaba la muchacha. Y el mozo, cada vez más triste, más encogido, como un reo convicto que oye su acusación, nada contestó. Marchaba al mismo paso que la joven, pero separándose de ella, dando tropezones en el borde del camino. Roseta hasta creyó que iba á llorar.