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Tras el deber, el placer; ahora la selecta multitud se dirigía al paseo, convidada de la música y de la alegría de un benigno domingo de marzo, en que el sol sembraba la regocijada atmósfera de átomos de oro y tibios efluvios primaverales. Amparo se dejó llevar por la corriente y presto vino a encontrarse en el paseo.

Al encontrarse sus ojos con los de Miguel, sonrió avergonzado. A éste le acometieron aquellas malditas ganas de reír que tanto daño le causaron, y no faltó mucho para echarlo todo a perder. Por fortuna consiguió refrenarlas.

Exploró la calle con una mirada hostil... «¡NadieSu deseo era encontrarse con los enemigos de que hablaba aquella mujer, para desahogar la cólera que sentía contra mismo. Estaba avergonzado y furioso por su pasajera debilidad, que casi le había hecho reanudar la antigua existencia. En los días sucesivos se acordó repetidas veces de la banda de refugiados que obedecía á la doctora.

Algunos hablaban misteriosamente al encontrarse; otros discutían en los mesones con insólita nerviosidad sin alzar demasiado la voz, pero arrufando el hocico y tomándose a veces las partes viriles con toda la mano, para dar más vigor a sus bravatas y juramentos. Con sus puertas y ventanas sin abrir, los caserones de la nobleza tenían el aspecto de rostros patéticos y enmudecidos.

Por lo demás, en la mayor parte de ellos no hay de extraño á la lengua quíchua más que la terminacion quis ó quiz; sus raíces se descubren en algunos fácilmente y pueden encontrarse, teniendo la práctica que yo no tengo, en los vocabularios de aquel idioma.

No tardó en salir de las huertas y en encontrarse entre olivares y viñedos; pero él huía de los hombres; no quería ver a nadie ni que nadie le viese, y tomó por las menos frecuentadas veredas, dirigiéndose hacia la sierra peñascosa, donde la escasez de capa vegetal no permite el cultivo, donde no hay gente y donde está pelada la tierra o sólo cubierta a trechos de maleza y ásperas jaras, de amargas retamas, de tomillo oloroso y de ruines acebuches, chaparros y quejigos.

Ese hombre reservado, discreto y reflexivo por temperamento, sentíase interesado por aquella mujer de un carácter tan abierto y tan noblemente alegre... Y cuando se levantaron de la mesa y volvieron los invitados al salón, se las arregló de manera que pudiese encontrarse cerca de la joven.

Este pensamiento la consolaba en algo y se hacía vanas ilusiones. ¿Quién sabe? puede suceder un milagro: encontrarse ella doscientos cincuenta pesos debajo de la imágen de la Virgen; había leido tantos milagros parecidos. El sol podía no salir y no venir el mañana y ganarse entretanto el pleito.

Temía la primera entrevista, y no le faltaba razón. Doña Paula le recibió con marcada frialdad, y hasta en los criados halló una sombra de hostilidad que le hirió. Por otra parte, la idea de encontrarse con Cecilia le hacía temblar. Mas cuando se presentó Venturita en la sala, todos los temores y tristezas se desvanecieron.

Así es que se quedaron voladas al encontrarse con un arrogante mozo, que les decía campechanamente: ¿A que nadie me conoce aquí? Sintieron impulsos de echar a correr; pero la tercera, la menos linda de todas, frisando al parecer en los veinte años, murmuró: De fijo que es el primo Perucho Moscoso. ¡Bravo! exclamó don Pedro . ¡Aquí está la más lista de la familia!