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Pero el amor, ese señor inflexible de la vida humana, le había arrojado en los brazos de un simple oficial. Su familia se había distanciado de ella hasta el momento en que las brutalidades del señor Chermidy la habían hecho salir de la casa conyugal. ¡Pobre Chermidy! ¡una mujer siempre tiene razón contra un marido que está en China!

El tabaco de Filipinas por su calidad, y segun el gusto y opinion de los consumidores nacionales y estranjeros, ocupa el primer lugar, despues del de la Habana, entre todas las clases de tabacos que se cultivan en Asia y América, y el precio ventajoso que el tabaco de Manila conserva constantemente en los mercados de la India, China, Batavia, Islas Marianas, Cabo de Buena-Esperanza y otros puntos, sobre todos los de otras procedencias, justifica ese concepto, asi como los crecidos derechos con que las mas de esas aduanas lo han recargado.

El Español es extranjero en España bajo los umbrales de la Aduana, cuyas uñas inquisitoriales no respetan nacionalidad ni domicilio, escarbando lo mismo el equipaje del que viene de la China ó del Nuevo Hundo, que del que llega de paseo de alguna ciudad española.

La familia la constituían su esposa Misiá Petrona, á la que él llamaba la china, y dos hijas, ya mujeres, que habían pasado por un colegio de Buenos Aires, pero al volver á la estancia recobraron en parte la rusticidad originaria. La fortuna de Madariaga era enorme.

Era un comenzar a vivir extraordinario. ¡Después de haber dado la vuelta al mundo y respirado el ambiente voluptuoso de las islas del Pacífico; después de haber luchado con los huracanes del Atlántico, con los tifones del mar de la China y los bancos de hielo del Cabo de Buena Esperanza, encontrarse con una mujer joven, bonita, marquesa, que le dice a uno que le quiere!

Es una satisfacción para saber que los jóvenes tienen buenas razones para no lanzarse a un matrimonio arriesgado... Las muchachas de la clase media están muy mal educadas y no quieren a los hombres de posición análoga a la suya. Eso no es cierto dijo Francisca. Un marido no importa cómo, sea quien quiera, en cualquier parte que se encuentre, aunque sea en la China, es todo lo que yo pido.

El tiempo principió á arreciar. Se pudo hacer observación, y nos situamos á los 12° 39' lat. N., y 139° 38' long. E. del meridiano de Greenwich. A las dos de la tarde todos los síntomas eran de aproximarse uno de esos terribles fenómenos llamados tifones, propios de los mares de China y del Pacífico en latitudes determinadas.

Interrogada, la india declaró que el niño había salido casi detrás de la señora; que, antes, subió ella al cuarto, para arreglarlo, y el niño la despidió, diciendo que ya no valía la pena... ¿Ves, Pablo? Ese ya quiere decir mucho. ¡Qué disparate! si esta china condenada no sabe lo que dice; a ver, ¿qué hacía el niño cuando entraste? Pampa no sabiendo.

La primera noche que estuve en Lucban, fuí presentado en la casa de la capitana babae, ó sea la Reina de las taga-bayan, guapa mestiza china, de labios muy finos, mirada penetrante, conversación amena y sentimientos fríos y calculadores.

¡Aquí está el botón de rosa...! ¡Aquí está el tesoro...! ¡Este es el rey Salomón! ¡Este es el emperador de la China! Detrás de Elena venían doña Eugenia y Visita, a quienes se había enviado aviso, y algunas criadas. Tristán tomó a su hijo en las manos y clavándole una larga mirada de infinita compasión exclamó: ¡Desdichada criatura condenada a la vida!