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Al fin se despidió lleno de gozo, prometiendo venir a buscarlas de noche para llevarlas al teatro. Al poner el pie en la calle, cortó repentinamente el hilo de sus risueños pensamientos el ver apostado en la acera de enfrente, y en actitud de espera, a lo que podía sospecharse, al cadete enamorado de su hermana. «Vaya, me parece que voy a tener que andar a pescozones con este majadero» se dijo.

Cara de ángel y corazón de demonio. Un barbero di qualidad. Por el ojo de San Procopio, le juro, compadre, que el gitano piensa desembarcar en Matagorda. Mi digna tía Isabel, volviendo de la isla de León, ha visto todos los guardacostas dispuestos y me ha dicho que habían apostado dos centinelas en el faro para vigilar las evoluciones de la embarcación de ese condenado que se ve a lo lejos.

Las dos de la tarde serian cuando se tocó á embestir al enemigo, que se hallaba apostado en las alturas de tres montañas ásperas y fragosas, cuya ventaja hacia peligrosa la subida: pero esta dificultad empeñó el valor de los nuestros, que estaban tan deseosos de venir á las manos, y acometiendo con heróico denuedo, sufrieron los indios poco tiempo el asalto, ganando airosamente las cumbres de aquellos empinados cerros, llevándose con los filos de la espada á todos los que no retiró la fuga; dejando en el campo de batalla 400 cadáveres, con poca ó ninguna pérdida de nuestra parte, y de sus resultas libre la ciudad del bloqueo en tan breve espacio de tiempo, que pudo el Comandante General exclamar con Julio Cesar: Veni, vidi, vinci.

Buscaba en vano Orellana la subida, porque no habia vereda ni lado alguno que permitiese el acceso á la parte superior de la montaña en que se habian apostado los enemigos, cuya dificultad se aumentaba con la copiosa lluvia y granizo que experimentaron por algun tiempo.

Y con el trato frecuente que las dos señoras tenían, doña Silvia llegó también a ejercer gran influencia sobre su amiga, imprimiendo en esta algunos rasgos de su fisonomía moral. Era hombruna, descarada y cuando se ponía en jarras hacía temblar a medio mundo. Más de una vez aguardó en la calle a un acreedor, con acecho de asesino apostado, para insultarle sin piedad delante de la gente que pasaba.

Quiroga asoma la cabeza por la portezuela y le pregunta lo que se le ofrece. «Quiero hablar al doctor OrtizDesciende éste y sabe lo siguiente: «En las inmediaciones del lugar llamado Barranca-Yaco está apostado Santos Pérez con una partida; al arribo de la galera deben hacerle fuego de ambos lados y matar en seguida de postillón arriba; nadie debe escapar; ésta es la ordenEl joven, que ha sido en otro tiempo favorecido por el doctor Ortiz, ha venido a salvarlo; tiénele caballo allí mismo para que monte y se escape con él; su hacienda está inmediata.

Además, casi todos los días que siguieron, presentábase en el patio el morisco del precioso puñal, y después de hablar un instante con la anciana, se internaba de nuevo en las habitaciones. Otro incidente vino a preocuparle. Un mediodía, al llegar a la casa misteriosa más temprano que de costumbre, sorprendió, apostado en la calleja, al campanero de la Iglesia Mayor.

Pasando una mañana Timoteo desde la sala al comedor, D. Pantaleón, que al parecer estaba apostado en uno de los cuartos del pasillo, se arrojó sobre él de improviso, le echó las manos al cuello y hubiera concluido probablemente por estrangularle si al ruido no hubiera acudido la gente de casa. A duras penas consiguieron arrancárselo de las manos.

Si alguna vez se ha realizado en América algo parecido a las complicadas combinaciones estratégicas de las campañas de Bonaparte en Italia, es en esta vez en que Paz hacía cruzar la Sierra de Córdoba por 40 divisiones, de manera que los prófugos de un combate fuesen a caer en manos de otro cuerpo apostado al efecto en lugar preciso e inevitable.

Esperaba que vendría la persona por la cual se había apostado en observación; puesto que ella había tenido la idea de acechar su paso, le parecía muy natural que á él le hubiese ocurrido la de pasar. Al cabo de una hora, Herminia no había hecho progresar gran cosa su bordado, pero había dirigido muchas miradas por encima del muro.