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Cuando se trata de fundar alguna población, o poblar alguna provincia, después de examinadas las ventajas que ofrece su situación y terrenos, presentan regularmente dos poderosas dificultades, que son: el persuadir u obligar a los primeros pobladores a que vayan a ocupar el sitio destinado, y el proporcionar fondos propios para los gastos de todo aquello que ha de resultar en bien común.

Pareceme que le veo: En que estraño trage viene! Quien con feos se entretiene No es mucho que venga feo: Será acertado seguirle? Acertado me parece Por si acaso se le ofrece Algo en que poder servirle.

Tales nos presentaríamos nosotros á los ojos de un espíritu puro, cuando hablásemos de la imposibilidad de un órden diferente del que se ofrece á nuestra sensibilidad.

Sin pecado concebida. ¿Qué se ofrece, hermanitas? Que vaya usted donde el reverendo padre guardián y le diga que esta niña, como a la vista está, se encuentra abultadita, que se le ha antojado pasear el convento, y que nosotras venimos acompañándola por si le sucede un trabajo. ¡Pero tantas!... murmuraba el lego entre dientes.

3.º Hay aquí otra cuestion curiosa, algo extraña, y que á primera vista ofrece bastante dificultad. ¿Era posible la existencia de un mundo anterior á este, en algun tiempo? ó en otros términos: en el momento de principiar el actual, ¿podría haber cesado de existir otro mundo algun tiempo antes?

Es cuanto se me ofrece sobre el particular, en cumplimiento de la órden de V. E., que con mayores luces podr

Reflexionando sobre lo que en este supuesto se ofrece al acto intelectual, notamos los mismos elementos que en la idea de triángulo, con la diferencia de que el número tres, se ha convertido en un millon.

El criminal, perdido ya sin remedio, sucumbe poco después en un combate, y el drama termina con el espectáculo que ofrece su alma, cercada de llamas, en su viaje á los infiernos. Si Tirso de Molina no hubiese escrito otra obra, sólo por lo patético, y el ingenio que distingue á ésta, no se le podría negar con justicia el nombre de gran poeta.

[88.] Aquí se ofrece otra consecuencia bastante extraña, y es que estamos precisados á admitir la existencia de una superficie geométrica perfecta: y esto

Ofrece pues el cuerpo que vamos describiendo seis caras salientes detrás de las seis torres ó estribos, y seis espacios de á tres compartimentos francos á la vista.