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D. Rodrigo, Hist. de los árabes. De los cristianos vergonzantes confundidos con los árabes por la lengua, por el trage y por el modo de vivir, se hace mencion frecuente en la Esp. Sagr. del P. Florez, trat. 33. Véase Conde, t. 1, cap. Conde, ibid., y Al-Makkarí convienen en este suceso. Véase la obra del último, lib. VI, cap.

El padre Tomás, conocido y apreciado por el pueblo entero, lo que no es frecuente en Aiglemont, es también íntimo de los Ribert. El cura sacó en seguida la conversación de las solteronas, ayudado por la de Ribert, apasionada por todo lo que se refiere a la evolución femenina.

Durante los siglos XV y XVI era frecuente pintar en las velas figuras de adorno prefiriendo las de los santos patronos de España y de los navegantes, ó las armas y blasones, pero la cruz era lo más común, y se manifiesta en el grabado de las carabelas de Colón que se hizo en Roma el año 1493.

Este entrometimiento tiene también un calificativo popular: «hacer el gancho» o «servir de gancho» para que una pareja determinada concierte su unión. Por regla general es más frecuente la tendencia casamentera entre las señoras que entre los hombres. Este género de intervenciones se aviene mejor con el espíritu de la mujer.

Aquí se representó el bautismo de San Juan Bautista . Es de suponer que no se desplegase tanta magnificencia en la representación ordinaria de los autos, aunque la erección de retablos parezca el medio más natural y frecuente de lograrlo, y así lo indican también los términos de que usa el historiador citado.

Aun cuando existan noticias aisladas de que en los siglos siguientes continuó la perjudicial costumbre de convertir las iglesias en teatros, como sucedió en el año de 1452 en la de Santa Clara de Nápoles, en la cual se dió una suntuosa representación de esta especie al rey Alfonso I, fué más frecuente desde el siglo XIII destinar á este objeto locales distintos de los templos, y celebrar los misterios en las plazas públicas ó en otro lugar á propósito.

Las mujeres ponen mucho cuidado en la fábrica de telas y vasos de tierra, para los cuales dejan por mucho tiempo podrir el barro y labran los vasos tan hermosos y delicados que al sonido parecen de metal. Sus Rancherías están poco distantes unas de otras, y por eso es frecuente entre ellos la comunicación, los convites y la embriaguez.

Más adelante, al hablar de Lope y de sus imitadores, hablaremos también de Artieda. Hacia la misma época, en que apareció el autor citado, se publicaron también los primeros trabajos de otro poeta de Valencia, cuya fama, según se deduce de la mención frecuente que se hace de su nombre, obscureció algún tanto la de su coetáneo.

Pero, en cambio, y echando de ver que de su parte no había motivos racionales para otra cosa, entabló gustosísimo una frecuente correspondencia con su hermana, que a ello le tentaba desde la ciudad de Méjico, a la cual había trasladado su marido el campo de sus operaciones mercantiles, que, por lo vastas y lucrativas, no cabían ya en el tenducho de Mechoacán.

No hay sólo concupiscencia en la carne: la hay en el espíritu. Y si hay espiritualismo divino, no deja de haberle diabólico, y más común y frecuente por desgracia. Ahora bien: yo entiendo que este espiritualismo diabólico, y no el divino, es el que nos aparta de la naturaleza y de su amor inocente.