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De que realmente haya existido no hay la menor duda, puesto que en el informe sobre construccion de una nueva capilla real escrito en 1644 para ser presentado al rey D. Felipe III, se dice hablando de este sitio: «No se pretende mudar de lo que labraron los árabes, pues ya se hizo la mudanza en tiempo de D. Iñigo Manrique, demoliendo una de las tres capillas que tenian en este sitio los árabesLos árabes pues tenian tres capillas, interceptando la del medio la nave central: hoy en las mezquitas de Africa y Asia solo se ve una, á un lado de esta misma nave, y en la posicion que ocupa la que acabamos de describir tan prolijamente.

Destruyeron el hierro y el fuego tus soberbios monumentos: fueron tus mejores hijos sepultados en el fondo de tus ruinas. Cayó sobre la mas horrible tiranía; y ni libertad tuviste para quejarte de tus infortunios. Fuiste el sepulcro de tu pueblo, el monte en que sentaron sus trofeos tus implacables enemigos. Cayó Córdoba en poder de los árabes poco despues de la batalla del Guadalete.

Los Arabes mahometanos desde sus primeras conquistas sojuzgaron la Síria, el Egipto y la Persia.

Otro joven, embozado hasta los ojos en su capa, estaba cerca de aquel grupo y se mantenía inmóvil y callado; pero cuando se trató de las dotes físicas, dio colérico con el pie un golpe en el suelo. No lo dudo, sir John respondió el vizconde. ¡Qué ojos tan árabes! añadió el joven don Celestino Armonía . ¡Qué cintura tan esbelta!

A la edad de ocho años ya sabia las máximas del Koran y las tradiciones de la Sunnah, la gramática, la poética, los proverbios árabes, las biografías de los príncipes, la política y el arte de regir los imperios. Monta á caballo con gallardía, maneja con destreza el arco y el dardo, sabe hacer uso de toda clase de armas.

Los historiadores árabes, sin embargo, pueden ayudarnos en muchas cosas á suplir el silencio de los nuestros: silencio que nada tiene de particular atendida la natural turbacion y desconcierto de aquellos primeros tiempos de la España muzárabe, durante los cuales, la misma tolerancia de los dominadores pudo en cierto modo contribuir á que no surgiesen al pronto del seno de la Iglesia española de la Bética esos hombres notables, dechados de ciencia y santidad, que luego la ilustraron en las épocas de persecucion.

Las puertas árabes de la mezquita son todas iguales en sus dimensiones por la parte esterior, esceptuada la puerta grande que estaba debajo de la torre ó almenara.

Como si el enemigo hubiera oído ó adivinado las palabras del intrépido jefe, alzóse entonces en todo el valle y en las cumbres vecinas el grito de venganza y exterminio de aquella raza aguerrida, que llevaba siglos enteros de lucha con los árabes y que preparaba el anonadamiento de otro puñado de invasores, no menos odiados que los sectarios de Mahoma.

La decoración de la casa social tenía «carácter», como decía don José: altos zócalos de azulejos árabes, y en las paredes, de inmaculada nitidez, vistosos carteles anunciadores de antiguas corridas, cabezas disecadas de toros famosos por el número de caballos que mataron o por haber herido a un torero célebre, capotes de lujo y estoques regalados por ciertos espadas al «cortarse la coleta» retirándose de la profesión.

Con todo menester es saber qué ha sido de Astarte: partámonos, y apuremos lo que me destina mi suerte fatal. El bandolero. Al llegar á las fronteras que separan la Arabia petrea de la Syria, y al pasar por junto á un fuerte castillo, saliéron de él unos Arabes armados. Vióse rodeado de hombres que le gritaban: Ríndete; todo quanto traes es nuestro, y tu persona pertenece á nuestro amo.