United States or Solomon Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al fallecimiento de D. Fernando de Aragón, Arzobispo XIII de Zaragoza, ocurrido en 29 de Enero de 1577, fue nombrado en este año Obispo de Teruel, D. Juan Perez de Artieda, Canónigo de Zaragoza, pero como murió antes de ser consagrado no empezamos por él el Catálogo de los Obispos, y por el que realmente lo fue.

Y fue, porque temió que no se alzasen, Siendo tantos y tales con Parnaso, Y nuevo imperio y mando en él fundasen. En esto viose con brioso paso Venir al magno ANDRES REY DE ARTIEDA, No por la edad descaecido ó laso. Hicieron todos espaciosa rueda, Y cogiendole en medio, le embarcaron, Mas rico de valor que de moneda.

Artieda, como veremos en breve, era opuesto á Lope y á su escuela, por cuyo motivo es de sospechar que se inclinaba más bien al sistema clásico.

Más tarde trataremos de los numerosos poetas valencianos, que sucedieron á Virués y á Artieda, y que comparten con Lope de Vega la gloria de haber creado el teatro nacional.

Más adelante, al hablar de Lope y de sus imitadores, hablaremos también de Artieda. Hacia la misma época, en que apareció el autor citado, se publicaron también los primeros trabajos de otro poeta de Valencia, cuya fama, según se deduce de la mención frecuente que se hace de su nombre, obscureció algún tanto la de su coetáneo.

Las últimas contienen cinco tragedias, que, si bien se imprimieron más tarde, aparecieron ya en el teatro de 1580 á 1590, y formaron en él época . Por ellas se sabe que las composiciones dramáticas se dividían ya generalmente en tres actos ó jornadas, aunque parezca oponerse á este aserto el dicho de Virués, confirmado por Lope de Vega, de haber sido el primero á quien se debió esta innovación, puesto que no sólo lo contradicen Artieda y Cervantes, sino también Francisco de Avendaño, anterior á ellos .

El valenciano Andrés Rey de Artieda comenzó el primero el fuego en una epístola al marqués de Cuéllar , impresa hacia el año de 1605.

La aprobación, que se dispensó á su primera pieza, lo alentó para proseguir la senda comenzada; las obras de La Cueva, de Artieda y Virués, le enseñaron el camino, que había de recorrer para dar al drama más valor literario; su residencia en las inmediaciones de la capital, y la necesidad de atender á su familia, contribuyeron no poco en su línea á estrechar más su unión con el teatro, y por este motivo escribió sin descanso en un período de pocos años veinte ó treinta comedias, que por lo general fueron aplaudidas . La precipitación, con que se compusieron, y el tono poco lisonjero con que habla de ellas en el pasaje citado más abajo, hacen sospechar que el autor no se propuso otro objeto que salir de sus apuros del momento.

Sobre los AMANTES DE TERUEL han escrito: Juan Yagüe de Salas, un poema; Juan Perez de Montalvan, una comedia; Andrés Rey de Artieda, una tragedia; D. Juan Eugenio Hartzenbusch, un drama; Renato de Castel-Leon, una novela histórica; D. Isidoro Villarroya, una novela; D. Esteban Gabarda, una historia y además en distintas épocas han escrito en menor estensión sobre dichos AMANTES, Blasco de Lanuza, Don Isidoro Antillon, D. Pedro Albentosa, y algunos otros.

Es de presumir, que las obras de Malara y de su escuela no formaron parte de ellos, y que las de La Cueva, Artieda y Virués, no se representaron sino después de muchos años de haber figurado en los de Sevilla y Valencia, no haciéndose mención alguna, antes del año de 1580, de poetas naturales de Madrid ó de su territorio, que surtiesen los teatros de la capital con piezas suyas.