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Pero esta marcha en tales circunstancias era más difícil de lo que cualquiera puede imaginarse. La gente se apiñaba a ver los fuegos y permanecía inmóvil, formando una espesa muralla. Nuestro jorobado la atravesó con arte diabólico, retorciéndose como una lagartija para pasar por los agujeros más estrechos. Después de un buen rato logró colocarse detrás de la simpática jamona.

No sólo no cae, por decirlo así, bajo la jurisdicción y poder del diablo mucho de lo deseado por Fausto, pero ni siquiera está comprendido por el espíritu diabólico; porque está en regiones superiores, hasta donde dicho espíritu jamás se encumbra. En el numen, que vive en Fausto, hay una fuerza interior mil veces más pujante que todas las potencias del diablo.

A pesar del ambiente diabólico que rodeaba su nombre, las tripulaciones lo recordaban con envidia en las grandes calmas, cuando el galeón permanecía inmóvil semanas enteras en un mar como un espejo, sin el más leve soplo de brisa.

Dicen algunos que las ideas modernas, que el materialismo y la incredulidad tienen la culpa de todo; pero si la tienen, pero si obran tan malos efectos, ha de ser de un modo extraño, mágico, diabólico, y no por medios naturales, pues es lo cierto que nadie lee aquí libro alguno ni bueno ni malo, por donde no atino a comprender cómo puedan pervertirse con las malas doctrinas que privan ahora. ¿Estarán en el aire las malas doctrinas, a modo de miasmas de una epidemia?

El pretendido monje muestra una actividad sobrehumana: predica en todas las calles, y al parecer en muchas á la vez; ayuda á la construcción del convento, pero es tan singular en todas sus acciones, que los pobres hermanos no saben cómo explicarlo, y sólo el Padre Guardián, por revelación divina, conoce con certeza su diabólico carácter.

continuó Fernando ; fue un colonizador, después de haber sido enamorado, sabio y monarca. Pero cuando consideraba su obra triunfante, Mefistófeles, el diabólico compañero, malvado y burlón, reía a sus espaldas. «Infeliz: cree estar abriendo un canal, y está abriendo su propia tumbaPero a usted no le ocurrirá eso. Usted es joven, y tiene más ilusiones que el famoso doctor.

Con gran rapidez, en silencio, arriada la bandera, y hasta cierto punto oculta por la neblina, la nave de Morsamor cayó de repente sobre las dos fustas, que se habían apartado del grueso de la flota persiguiendo al pequeño esquife, y echó a pique una de ellas con certeros tiros de su artillería, que dirigía Tiburcio con tino verdaderamente diabólico.

Llegó allí un Mapono con otros de su profesión y á muchos golpes de macana la hicieron pedazos, ultrajándola con cuantos escarnios y afrentas sabe y puede hacer y decir un celo diabólico; pero fué muy á costa de los agresores, porque en breve pagaron con muerte desastrada su delito.

Yo misma hubiera puesto gustosa el puñal en su mano; pero, le conozco, ¡infeliz! hubiera llorado como un niño; yo le hubiera muerto de pena, en vez de recibir el merecido castigo; él, con mansedumbre evangélica, me hubiera perdonado, y mi duro pecho y mi diabólico orgullo, lejos de agradecer el perdón, hubieran despreciado más aún al hombre que me le otorgaba.

Con tal destreza las concordaba, que del diabólico conjunto resultaba un arma tremenda, algo que llevaba la muerte en sus acometidas y era, al propio tiempo, escudo impenetrable.