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El viento sopló con violencia toda la noche, imprimiendo al pesado transporte fuertes balances. Roger, aunque debilitado por la pérdida de sangre, subió sobre cubierta al despuntar el día, prefiriendo que lo mojaran las olas á continuar encerrado en los estrechos y obscuros camarotes, nauseabundos y llenos de ratas.

En El escondido y la tapada se ostenta el talento eminente de su autor, imprimiendo en su acción giros siempre nuevos, que mantienen el interés, y atraen al espectador de tal suerte, que por grande que sea su perspicacia y su fijeza, apenas puede seguirla: es de las comedias más brillantes de Calderón, y puede servir para probar, con este solo ejemplo, que la comedia española, en el arte de desarrollar un argumento, deja detrás de á larga distancia á cuanto han hecho en esta parte los poetas de todas las demás naciones.

Pero lo que triunfó en toda la línea fue nuestra sociabilidad, debido, principalmente, al raro tacto de Magdalena en llevar la conversación, haciendo por todas las preguntas e imprimiendo en todo una naturalidad que rechazaba cualquier idea de disimulo, por parte nuestra, de manera que hablamos de nosotros mismos, de nuestras esperanzas, del viaje, del tiempo, y unos de otros; de todo, menos del bueno del paralítico y de nuestra amable patrona.

Mi intento era y es escribir sobre el particular cuanto se me ocurra y reunirlo luego en un librito, imprimiendo de él muy corto número de ejemplares. Así las cosas, veo hoy en El Liberal un artículo en que mi ilustre amiga, Doña Emilia Pardo Bazán, trata de impugnar lo que he dicho y hasta lo que no he dicho.

-Es tan verdad, señor -dijo Sansón-, que tengo para que el día de hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia; si no, dígalo Portugal, Barcelona y Valencia, donde se han impreso; y aun hay fama que se está imprimiendo en Amberes, y a se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga.

Era capaz de disimular el enojo y hasta de no enojarse contra un buen mozo que, atrayéndola con exquisito arte o por sorpresa, la besase, imprimiendo al beso aquella deliciosa ingenuidad del niño que se apodera de una golosina; pero a cuantos se atrevieron a propasarse con ella ofreciéndole dinero, les recibió como se recibe a un perro en un juego de bolos.

En una palabra, la comedia española, como la comprende Lope de Vega, es lo que siempre ha debido ser para llamar nuestra atención, esto es, una poesía en su esencia; de la vida y sus fenómenos sólo aprovecha lo importante; concentra, como un espejo prismático, los rayos más serenos de la naturaleza humana, para reflejarlos con duplicado brillo, y realza caracteres comunes y sucesos vulgares en un mundo lleno de poesía, imprimiendo en la realidad el sello de la belleza.

Así, reasumiendo todo lo expuesto, es lícito afirmar que el arte dramático de Calderón es el resultado de un examen crítico, profundo y bien hecho, de toda la poesía dramática anterior, apropiándose, es verdad, lo preexistente, pero trazando otro orden superior y más artístico á los elementos que manejaba, juntando lo aislado, poniendo en su lugar correspondiente á lo que yacía diseminado y sin asiento, é imprimiendo, por último, estabilidad y fijeza á todo lo inseguro y vacilante.

El harigue se oculta, se talla ó pulimenta; la nipa deja el campo al hierro ó la teja, quedando aquella relegada á zonas especiales; el lugar del maestrillo lo ocupa el hábil arquitecto imprimiendo gusto y seguridad á las nuevas construcciones, que guardan dentro de sus muros ricos mobiliarios que responden á las nuevas aficiones tantos años desconocidas.

Después trataba de reanimarla imprimiendo largos, apasionados besos en su rostro de alabastro. Al fin se entreabrieron sus ojos, contempló con extraña fijeza al conde y relampagueó en ellos una dulce sonrisa. ¿Eres , Luis? , vida mía, yo soy. ¿Adónde me llevas? Donde quieras. Llévame lejos, ¡muy lejos!... Llévame a tu casa... Llévame aunque no me des de comer.