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Así, una de las tres grandes potencias del Norte es en las orillas del Rin el centinela y defensor de la Alemania respecto del poderoso imperio frances, gracias al célebre congreso de Viena, en cuyo seno se repartieron á su sabor la Europa los soberanos vencedores coligados contra Napoleon.

La tercera fué la época federal y de independencia, inaugurada por Guillermo Tell y los cantones de Urí, Schwyz y Unterwalden, coligados para sacudir la dominacion de los Habsbourg representada por el odioso Gessler. En la primera época falta todo lazo de union entre las tribus.

Las hazañas de los soldados de la revolución contra los reyes de Europa coligados no podían admirarme. No me parecían la defensa serena del que confía en su valor y en su derecho, sino el brío febril de la locura, excitada por la embriaguez de la sangre y por medio de asesinatos horribles. París se me antojaba el infierno, y no atino ahora á comprender cómo permanecí tanto tiempo en él.

Una ternura conmovedora se apoderó de la asistencia. Cada uno se rascaba los chichones o se arreglaba los rasguños del traje, mirando amorosamente al vecino. Argentinos y chilenos cruzaban as copas con ruidosa fraternidad. ¡No más Andes! ¡Ellos solos se bastaban para comerse el mundo! Y súbitamente coligados, miraban a los demás fieramente. ¿Y qué decían los demás? preguntó Ojeda.

Los coligados invadieron á Suiza para penetrar á Francia; el acta de mediacion fué abolida, y el partido aristocrático quiso recuperar su antigua posicion. Al cabo de dos años de agitaciones é incertidumbre la Dieta de Zuric expidió la constitucion del 7 de agosto de 1815, llamada Pacto federal, que restableció la vieja nacionalidad suiza.

Pero la reaccion general de 1851 puso coto á las mas importantes libertades, y desde entónces el gobierno de Darmstad ha figurado en el grupo de los numerosos Estados coligados en la Confederacion contra el progreso de las ideas democráticas, mostrándose perseverante en esa guerra que casi todos los príncipes alemanes hacen á los pueblos que con tanta paciencia los toleran.

Y tambien porque sabia que los indios Tobas, coligados con los de las inmediaciones de la ciudad de Jujuy, intentaban invadirla y saquearla.

Rafaela acababa de saber, con no pequeño sobresalto, que el dictador Juan Manuel Rosas, al frente de sus parciales, había presentado la batalla en Monte Casero a los coligados que habían acudido para despojarle de la dictadura. La derrota del dictador había sido completa. Disfrazado de gaucho, se había refugiado en el barco de vapor inglés Locusta y navegaba ya con rumbo a Inglaterra.

Prescindiendo de los acontecimientos que no se han relacionado directamente con la formacion de la liga federal, los mas notables episodios de la historia de los Suizos se pueden resumir así: El ejemplo de la fuerza adquirida para la defensa por los tres cantones coligados en 1308 hace entrar sucesivamente en la Confederacion, durante medio siglo, á otros cinco cantones ó Estados independientes: Lucerna, Zuric, Glaris, Zug y Berna, el primero adherido en 1332 y los demas de 1351 á 1353.

Habia brindado aquel malvado rey con el saco de Córdoba al rey moro de Granada si le ayudaba á conquistarla. Accediendo Mohammed, juntáronse los ejércitos de ambos, y el castellano puso cerco á la ciudad con ochenta mil moros de á pié y siete mil de á caballo, y unos siete mil cristianos. Combatiéronla los moros con corage, y al primer asalto entraron por fuerza el castillo de la Calahorra. Pasaron el puente, abrieron seis portillos en la muralla del alcázar viejo, y por ellos penetraron en la ciudad una porcion de compañías ganando rápidamente las calles con banderas desplegadas y estruendo de lelilíes. El Adelantado D. Alonso Fernandez de Córdoba, los maestres de Santiago y Calatrava D. Gonzalo Mesía y D. Pedro Muñiz de Godoy, y otros caballeros, Córdobas y Guzmanes, estaban dentro indignados de ver que los soldados cristianos se dejaban arrollar por la morisma; y mientras se esforzaban inútilmente en contenerlos, las matronas y doncellas mas principales salieron sin tocas por las calles, dando animosos y dolientes gemidos, escitando con varonil ademan á sus hijos y esposos á la pelea. Produjo esto tanto entusiasmo, que los soldados cristianos, convertidos repentinamente en leones, cerraron con tanto brío con aquel enjambre de moros que los tenia acosados, que los obligaron á huir, arrojándose muchos por la muralla al rio para salvar la vida, y abandonando el ejército sitiador el puente y su fortaleza. Los dos coligados repitieron la embestida por separado al siguiente dia, pero en vano; y al cabo volvieron unidos sobre la ciudad, que asediaron con nuevo ardimiento. Los sitiados resolvieron salir á darles batalla, y eligieron por su general al Adelantado, á quien de derecho tocaba serlo. Juntóse un lucido escuadron de caballeros y gente ciudadana, decididos todos á morir ó vencer; pero divulgóse entre el pueblo crédulo la calumnia de que el Adelantado tramaba la entrega de la ciudad al rey de Castilla, y al salir la hueste cordobesa al puente se presentó al caudillo su madre D.ª Aldonza de Haro, y le dijo: mirad, hijo, que me dicen salís á entregar la ciudad á nuestros enemigos; recordad que en vuestro linage no ha habido traidores: no hagais menos que vuestros pasados. Y D. Alonso respondió: SE