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Las riquezas que llevaba embriagaron el avaro corazon de Bianchi, y con el mayor cinismo declaró á Bolívar que estaba dispuesto á despojarle, lo cual habria verificado por completo si las vivas reclamaciones de los portadores de aquel tesoro, destinado á comprar la libertad de la América del Sud, no hubieran conseguido que, avistando la Margarita, el desleal marino les cediese una parte muy pequeña de las alhajas y dos buques de su escuadrilla para que guiasen á Cartagena; pero desbaratados sus planes se dirigieron hácia Carúpano y desembarcaron en este punto el 5 de Setiembre.

Convertido de mezquita en catedral, nada bastó á despojarle de su primitivo carácter, y cuantos elementos arquitectónicos le prestó el arte occidental cristiano en los tres siglos de su gran desarrollo, XIII, XIV y XV, todos se los subordinó, empleándolos en obras secundarias para que campease siempre como principal la hermosa creacion de los Umeyas.

El señor de Bevallan, que no se desconcierta fácilmente, desapareció en el monte vecino, donde durante un momento oímos crujir el ramaje; á poco rato volvió armado de un largo vástago de avellano y púsose á despojarle de sus hojas. ¿Por ventura piensa usted alcanzar hasta la otra orilla con ese palo? preguntó la señorita Margarita, cuya alegría comenzaba á despertarse visiblemente.

La deshoja es una operación que toma la solemnidad que hemos visto en casa de don Silvestre, en las de cuantos labradores cogen maíz para todo el año, pues con el objeto de que el grano empiece pronto á ventilarse, procura el cosechero despojarle cuanto antes de la hoja que le envuelve y le perjudica mucho, después que se retira de la heredad; y como la operación es muy pesada para poca gente, es ya costumbre que se reuna toda la que quiera del pueblo, sin mas retribución que un maquilero de castañas cocidas y un vaso de vino ó de aguardiente, y á veces una sola de las dos cosas, para deshojar una cosecha en una noche, ó en dos á lo sumo.

Era un dulce sueño, pero no pensemos más en ello. No tengo el derecho de despojarle, aunque sea para enriquecerle. ¿Qué dirían de ? ¿Qué pensarían de usted mismo? ¡Si la señora duquesa se enterase de lo que habíamos hecho! La señora Chermidy sabía perfectamente que para hacer odiosa a una mujer ante su marido, es suficiente pronunciar su nombre en ciertos momentos.

Era un joven recién salido de las aulas. Lo primero que hizo fué despojarle de la chaqueta, cortándosela por la espalda; después hizo lo mismo con el chaleco y la camisa. Cuando la carne quedó al descubierto, no pudo retener una carcajada: ¡Qué herida, ni qué calabazas! Aquí no hay nada.

Tenía el mismo temperamento de su glorioso padre, enemigo irreconciliable de las traiciones y emboscadas. Naturalmente, ¿qué había de pasar? prosiguió el artista en un tono de voz indefinible, pues no se sabía si quería llorar o reir. Al mismo tiempo pasaba la navaja con suavidad por la garganta del bizarro mancebo para despojarle de algunos pelos importunos. ¡Naturalmente!

Las señoras debían avanzar con los ojos vendados, trazando a tientas el ojo que faltaba en la cabeza del animal. El «digno representante de la comisión», título que se daba a mismo Maltrana, se apresuró a encargarse de vendar los ojos de las jugadoras y dirigir sus pasos, disputando este honor a ciertos intrusos que intentaban despojarle del cargo, adivinando sus ventajas.

Mientras tanto, por espíritu de prudencia y de venganza, por entretener su ocio de hermosa sin empleo, por una especulación de interés y de perversidad, se divertía en desplumar al señor de La Tour de Embleuse. Encontraba gracioso despojarle del millón que le había dado, sin perjuicio de devolvérselo a la muerte de su hija. Era una especie de desquite que se adjudicaba en caso de desgracia.

Nada que distinga entre las varias clases de actos ó impresiones puede servirnos de principio fundamental; la distincion supone el análisis, y el análisis no existe sin reflexion. No se reflexiona sin reglas y sin objeto conocidos ya: por consiguiente admitir clasificaciones en el primer principio, es despojarle de su carácter, es contradecirse.