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Sobre esta condición del carácter, que era ingénita en ella, la educación severísima de Doña Blanca, su continuo hablar de nuestra perversidad nativa, su concepto del mundo y del vivir como valle de lágrimas y tiempo de prueba, y su terror de la eterna condenación y de lo fácil que es caer en el pecado, habían difundido por toda el alma de Clara una sombra de amarga tristeza y de medrosa desconfianza.

No teniendo, pues, el Padre, más defensa que la confianza en Dios, se puso á rezar el Oficio Divino, cuando vió de repente junto á al cacique de los Quiriquicas, hombre de grande estatura y bien dispuesto; el cual, creyendo que en el Breviario estaban los hechizos que á él y los suyos impidieron el uso de los brazos, hizo fuerza por quitársele de las manos; mas el Padre, con buenas razones y modo propio de una caridad Apostólica, procuró disuadirle de su error, y prosiguió hablando de Cristo y de su santa ley, descubriéndole la perversidad y los engaños de sus Tinimaacas.

Godfrey se repitió muchas veces que si dejaba escapar aquella ocasión favorable para confesarlo todo, jamás se le presentaría otra; y hasta la revelación podría producirse de una manera más odiosa que por la perversidad de Dunstan, si la otra se presentaba ella misma, como ya lo había amenazado con hacerlo Godfrey.

De su propia ropa no se diga: en pleno invierno andaba por las calles sin abrigo ni capa, respetado de las pulmonías, protegido sin duda contra ellas por el fuego interior de su perversidad. Ya no sabían Doña Paca y Benina dónde esconder las cosas, pues temían que les arrebatara hasta la camisa que llevaban puesta.

Hace una hora que lo he sabido por el señor Leighton, que ha estado aquí. ¡Ah, mi pobre padre querido! suspiró, y las palabras se anudaban en su garganta al correrle las lágrimas. ¿Para qué iría a Manchester? Sus enemigos han triunfado, como yo lo temía desde hace tiempo. Sin embargo, él no pensaba mal de nadie, ni creía en la perversidad de ningún hombre, pues tenía un corazón muy generoso.

Me echo á temblar al representarme que hubiera podido sospecharlo. Nadie sabe más que , el Comendador y yo, que D. Carlos me pretende; pero Dios sabe mi pecado, del que estoy arrepentida. Ha sido enorme perversidad en dar alas á ese galán con miradas dulces y profanas sonrisas... casi involuntarias... te lo juro. No por eso me pesan menos en la conciencia.

Usted sabe, las mujeres somos tan raras... A lo mejor no nos conocemos nosotras mismas. No conseguimos saber si queremos o si no queremos. Para saberlo, hacemos experiencias con nosotras mismas. ¡Ah! Son experiencias que suelen costarnos caras. Pero Dios debiera perdonarnos tanta perversidad. Porque... mire, fingir es una defensa contra la posibilidad de engañarnos.

El día siguiente, juntó todo el pueblo en la plaza al pie de una cruz que allí había enarbolado les explicó los misterios que debían creer y los preceptos que habían de observar, descubriendo la vanidad de sus deidades y perversidad y fraude de los sacerdotes; y públicamente el más viejo de todos, que había encanecido en la malicia, no pudiendo negarse á las luces de la verdad, con que el Padre le daba en los ojos, se rindió vencido, y confesó que había engañado á los demás por tener con qué sustentarse.

Los falsos ídolos nos hacen dudar hasta de la misma religión. Esta fue la razón especiosa y muy humana que hizo que la señora de Maurescamp, no quedándole duda de la perversidad de los sentimientos de su amiga, cayese en desalientos tan afligentes como peligrosos.

Dices que no comprendes cómo esa Elena, que te había pintado tan piadosa y cándida, se ha dejado arrastrar a una intriga más o menos galante. No te falta nada para decir que la calumnio. ¡Como si las apariencias no fuesen con frecuencia engañadoras! ¡Como si el corazón de las mujeres no fuese desde la cuna un abismo de misteriosa perversidad y de instintiva perfidia!