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Así, cuando mi alma se desprendió de sus juveniles ilusiones y cuando no encontró ya nada que la pudiera retener entre los hombres, espió los secretos de las tinieblas y las alegrías silenciosas de la soledad, comenzó a vagar por las moradas de la muerte y bajo los gemidos del aquilón; por eso ella ama las ruinas, la oscuridad, los abismos, todo lo que la naturaleza tiene de terrorífico, y por eso ha estudiado, sin necesidad de buscar otro modelo, algunos de los caracteres del infortunio.

Nuestro Padre general Juan Pablo de Oliva, sabiendo la santa y loable costumbre de las provincias de España, en no retener en Europa los sujetos que Dios escoge para predicadores de su santo nombre en el Nuevo Mundo, remitió la licencia á arbitrio del P. Provincial de la provincia de Castilla, que á la sazón lo era el P. Pedro Jerónimo de Córdoba, á quien pareciéndole ser el hermano Arce joven de quien se podía esperar mucho fruto en la conversión de los indios, por su modo de vida ajustada y conforme al espíritu de la Compañía, sin haber jamás descaecido un punto en la carrera de la perfección, aun en el tiempo más peligroso de los estudios, le destinó luego prontamente para esta provincia.

Para retener la usurpacion de las tierras i dominios conquistados usaban del buen gobierno: con el cual levantaban á las nubes su poderío, fundándolo en la verdadera obediencia i en el amor de los naturales, no en odios crueles i vanos intereses, que aunque por algunos años conserven en apariencia los imperios acaban en destruirlos, i son como aquella piedra que está en los cimientos de un viejo edificio, i que se va gastando poco á poco.

¡Cómo no padecería la pobre señora cuando la directora del colegio, estando ya Leonor en sus trece años, la vino a ver, como quien hace un gran servicio, y en verdad para el porvenir de Leonor lo era, para que lo permitiese retener a Leonor en el colegio como alumna interna!

Adiós, Juanita. Deténgase usted, don Paco; no se vaya usted enojado contra . ¿No conoce usted muy a las claras que yo le quiero de corazón y que mi mayor placer es verle y hablarle? Como soy franca y leal, procuro no retener a usted con esperanzas vanas. Mucho me pesaría de que usted me acusase un día de que yo le engañaba.

"Mefistofeles imagina el trasportar a Faust a la junta nocturna de las brujas a fin de distraerle de sus penas; y hay una escena que es imposible esplicarla, aunque en ella se encuentran un gran numero de ideas que retener. La junta de las brujas es verdaderamente como una fiesta de las saturnales.

Señor Virey, á quien informó de la general agitacion, agravada con el designio de retener el poder del gobierno, aun notoriada que fuese la pérdida total de la Península y su gobierno, como espresa la proclama de 18 del corriente, convocó la mas sana parte del pueblo en Cabildo general abierto, donde se discutió y votó publicamente el negocio mas importante por su fundamento para la tranquilidad, seguridad y felicidad general: resultando de la comparacion de sufragios la mayoria con exceso por la subrogacion del mando del Exmo.

; pero sucede que esta noche, cuando me desperté al oír el ruido de la lluvia, me dije con inquietud que las esclusas no estaban levantadas... que eso acabaría por retener las aguas y que mañana no podríamos moler... ¿No te he dicho quinientas veces, animal exclama Martín, que no hay que levantar las esclusas más que en caso de extrema necesidad? No las he levantado responde David.

Me creía en situación de afrontar la ira y el poder del Duque y de retener a la fuerza la corona, no por ambición, sino porque el Rey de Ruritania era el esposo destinado a la princesa Flavia. ¡Sarto, Tarlein! ¿Qué me importaban? ¿Qué significan los obstáculos, ni cómo examinarlos y medirlos a sangre fría cuando la pasión ciega domina al hombre por completo?

En este aprieto, al P. Caballero, que era de complexión delicada y de suyo enfermizo, y que por los trabajos é incomodidades apenas se podía tener en pie, le sobrevino una tan gran flaqueza de estómago, que no podía retener manjar ninguno por lijero y de poca substancia que fuese; pero no obstante esto, la virtud de su espíritu suplía las fuerzas que faltaban al cuerpo, siendo el primero que animaba á los otros á arrojarse á los peligros y que con sus mismas manos abría el camino.