United States or Timor-Leste ? Vote for the TOP Country of the Week !


El único que protestó fué Labarta. «¿Marino?... Sea en buen hora; pero marino de guerra, oficial de la Real Armada.» Y el poeta veía su ahijado revestido de los esplendores de una bélica elegancia: levita azul con botón de oro todos los días, y en las fiestas casaca de galones y vueltas rojas, sombrero de picos, sable... Ulises levantó los hombros ante tales grandezas.

Salvador la encontró al salir de la iglesia; iba Carmen con doña Rebeca y el marino. La señora llevaba un semblante dolorido y amargo como si estuviera bajo el peso de alguna gran desgracia. Fernando parecía un poco triste; su habitual sonrisa era algo forzada. Sólo Carmen iba poseída de íntimo gozo lleno de fulgores.

Los ojos del fantasma eran dos linternas, los cuernos dos tacos, y la causa del ruido metálico, una batería completa de cocina, bien manejada debajo del paño. En cuanto á los berridos, un amigo mío, que por cierto no era marino, aunque formaba con ellos muchas veces, sabía darlos como el mejor piporro; los marinos de la Berrona no hacían más que acompañarle en el tono que podían.

Me expliqué entonces las singularidades que á menudo me habían llamado la atención en el carácter del viejo marino, y en particular su actitud tímida y pensativa cuando se hallaba frente á frente conmigo.

Lo que nos pasa con los Estados Unidos, á cuya independencia y formación contribuímos un poco, se parece á la más desventurada aventura de Simbad el Marino, que aupó sobre sus hombros al endiablado vejete para que cogiera los frutos en los hermosos árboles de su fértil isla, y el vejete endiablado no quería luego apearse, y seguía montado en Simbad, insultándole y procurando ahogarle para mostrar su agradecimiento.

Parecía imposible que un organismo humano pudiera resistir tanto golpe, que en su cuerpo débil cupiesen tantos quebrantos, sin que él se viniera abajo. Con la solidaridad de todos los que arrostran el peligro, repelía la gloria individual. Hablaba de la Legión como el soldado habla de su regimiento, como el marino habla de su buque, creyéndolo el mejor de todos.

Ferragut creyó adivinar en este sacrificio un impulso de viejo galanteador, que le había hecho ir hacia Freya porque era hermosa. Además, este proceso representaba un acontecimiento parisién y podía dar cierta notoriedad novelesca á los que interviniesen en sus actuaciones. Unos cuantos párrafos más allá, el marino se convenció de que el maître había acabado por enamorarse de su patrocinada.

El marino estaba ebrio, con una borrachera sabiamente dosificada que nunca iba más allá del período de color de rosa. ¡Pero era tan feliz!... Comían fuera de la casa.

Cuatro meses después, el capitán Ferragut estaba en Barcelona. Había hecho durante este tiempo tres viajes á Salónica, y en el segundo tuvo que comparecer ante un capitán de navío del ejército de Oriente. El marino francés estaba enterado de sus expediciones anteriores para el avituallamiento de las tropas aliadas; conocía su nombre, y le miró como un juez que se interesa por el acusado.

Jaime cedió a los ruegos de su madre, eterna enferma a la que la menor contrariedad parecía poner en peligro de muerte. Ya que no le quería marino, estudiaría otra carrera. Necesitaba hacer lo mismo que los otros muchachos de su edad a los que había tratado en las aulas del Instituto. A los diez y seis años se embarcó para la Península.