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6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 7 Y eran por todos como unos doce hombres. 8 Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del Reino de Dios.

Lo que debes evitar, ante todo, es que tu padre sufra las consecuencias; y figúrate la pena que le ocasionarías disputando con Tirso. Entonces, ¿voy a cruzarme de brazos? No: debes reflexionar mucho lo que hagas; y... vaya, chico, no pensaba contarte nada; pero ya que hablamos de esto, allá va: estoy seguro de que te harás cargo de mi situación.

Por una anomalía notable, ella, tan avara, tan guardadora, capaz de palabrotas de plazuela cuando había que defender el dinero de la casa, disputando con jornaleros o con los compradores de la cosecha era tolerante con los despilfarros del esposo para mantener su soberanía sobre el distrito. Cada elección abría una brecha en la fortuna de la casa.

Han de acudir á una reunion donde se han de ventilar asuntos de intereses: no ignoran lo que se ha de tratar, y no habrian de hacer grande esfuerzo para enterarse de lo que ocurra, y dar con acierto su dictámen; pues no importa, aquellas horas reclamadas por sus intereses, las consumirán quizas disputando de política, de guerra, de ciencias, de literatura, de cualquier cosa, con tal que no sea aquello á que estan obligados.

Al ver aquellas formidables barreras de granito se comprende la tenaz y secular resistencia de las dos razas que lucharon durante ocho siglos, apoyándose y defendiéndose una y otra con el poder de la naturaleza y disputando el terreno palmo á palmo, en las gargantas estrechas de las serranías.

De aquí nace, que muchas veces están disputando dos hombres serios con grande estrépito, y diciendo ambos una misma cosa; y es cierto que luego feneciera la contienda, si no hubiera precipitacion de juicio de los contendores.

Las señoras debían avanzar con los ojos vendados, trazando a tientas el ojo que faltaba en la cabeza del animal. El «digno representante de la comisión», título que se daba a mismo Maltrana, se apresuró a encargarse de vendar los ojos de las jugadoras y dirigir sus pasos, disputando este honor a ciertos intrusos que intentaban despojarle del cargo, adivinando sus ventajas.

Llegó a la sacristía y encontró al Arcipreste, al ilustre Ripamilán, disputando como si se tratara de un asalto de esgrima, con aspavientos y manotadas al aire; su contendiente era el Arcediano, el señor Mourelo, que con más calma y sonriendo, sostenía que la Regenta o no era devota de buena ley, o no debía haber ido al teatro en noche de Todos los Santos.

Su padre, don Carlos el libre pensador, se le apareció de repente, en mangas de camisa, disputando junto a una mesa, allá en Loreto, con un cura y varios amigotes ateos, o progresistas.

La alegría de los jugadores era cada vez mayor. Saleta, acostumbrado a las burlas de su colega, no se amoscaba ni perdía un punto de su irritante flema. La desvergüenza de este hombre para mentir y sostener luego sus mentiras era inaudita. Cuando vio la inutilidad de seguir disputando, atendió nuevamente al juego.