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Las hermosas claraboyas del siglo XIII, tan primorosamente trabajadas y á tanta costa, se han reputado inútiles, y estan la mayor parte tapiadas por el interior . El siglo XV, aunque menos tolerante de lo que se cree, demostraba mas genio en sus restauraciones.

El barón de Humboldt interrumpió Maltrana , el único extranjero de capacidad que vio de cerca la América de entonces viajando por casi toda ella, decía que los indios gobernados por la autoridad colonial, torpe y formulista, pero a la vez tolerante y floja, bien podían ser envidiados por los campesinos de Europa, que vivían con mayor miseria, y especialmente por los campesinos de Francia antes de la Revolución... Muchos de los crímenes coloniales, que fueron a la misma hora crímenes de todo el resto del mundo... ¡literatura, pura literatura!

Este episodio, que desenlaza el libro, inspira casi todo el tercer acto de «La bolsa ó la vida». Farjolle, tolerante escéptico, despreocupado, sostenido por la tenaz ilusión de que la fortuna ha de visitarle alguna vez, personifica toda la ética de su autor. El teatro de Alfredo Capus registra éxitos inmensos. No me extraña.

Hasta mataron la antigua religiosidad española, tolerante y culta por su continuo roce con el mahometismo y el hebraísmo: aquella Iglesia hispánica, cuyo sacerdote vivía en paz dentro de las ciudades con el alfaquí y el rabino, y que castigaba con penas morales a los que por exceso de celo turbaban el culto de los infieles.

Al fin llegó monseñor Isbert que debía bendecir la unión de los jóvenes. Era un prelado doméstico de S. S., hombre de mundo, jovial, diplomático, tolerante. Por estas razones gozaba de gran crédito en la alta sociedad madrileña y había casado ya un número considerable de sus miembros. Señoras y caballeros le rodearon al instante y gozaron de su conversación culta y jocosa.

»Madrid como pueblo tolerante y centro de placeres para todos los gustos y para todas las inclinaciones, ya sabes, por mis relatos, lo que me promete. Aquí, según lo que me ha pasado, todo el mundo puede hacer lo que más le acomode, sin perjuicio del prójimo, por supuesto; pero es á trueque de romperse el alma con todos y cada uno de los que opinen de otro modo: esto es lo que yo ignoraba y lo que menos me conviene. En una palabra, para que yo viviera á gusto y disfrutara de todos los placeres con que brinda Madrid á los desocupados, sería preciso que olvidase todas mis costumbres y se cambiasen las condiciones de mi naturaleza: esto es tan imposible como que yo vuelva á leer un artículo de fondo, después que cómo y por qué se escriben. No por ello me pesa el viaje, pues te he dado un abrazo y he conocido lo que vale el inculto rincón de mis mayores, trocándole por la civilización.

Un acreditado historiador de la Iglesia nos dice que los lugares donde se reunian los primeros cristianos parecian mas escuelas públicas que templos. Adriano, tolerante con la ley de Cristo desde que leyó la apología de S. Cuadrato, permitió á sus adeptos la construccion de ciertos templos, que llevaban el nombre de Adrianéos, y cuya forma era próximamente la de las basílicas paganas.

Era don Eugenio joven y alegre como unas pascuas, y su condición, más que de padre de almas, de pilluelo revoltoso y ladino; pero bajo la corteza infantil se escondía singular don de gentes y conocimiento de la vida práctica. Sociable y tolerante, había logrado no tener un solo enemigo entre sus compañeros. Le conceptuaban un rapaz inofensivo.

Y en estos sitios, como si se gozase en mostrar su poder, adoptaba un continente grave y severo que en otras partes no se le conocía. Cuando daba con alguna familia despreocupada, con poca afición a la iglesia, ensanchaba la manga, se hacía benigno y tolerante, procurando nada más que guardasen las formas y no diesen mal ejemplo a los otros.

A un lado, el buen alfaquí Abu-Walid, inmortalizado en un templo cristiano por su espíritu tolerante. En el lado opuesto, el misterioso pastor de las Navas que enseñó a los cristianos el camino de la victoria, desapareciendo después como un enviado divino: imagen de mísero villano, con el rostro achatado cubierto por un grosero capuchón.