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Todos los de mi familia procedemos de «la calle». Cuando yo mandaba el Roger de Launa, una vez que estuve en Argel me detuve a la puerta de la sinagoga, y un viejo, luego de mirarme, dijo: « puedes pasar: eres de los nuestros.» Y yo le di la mano y contesté: «Gracias, correligionario

18 Y entrando él en el barco, le rogaba el que había sido fatigado del demonio, para estar con él. 21 Pasando otra vez Jesús en un barco a la otra orilla, se juntó a él gran multitud; y estaba junto al mar. 22 Y vino uno de los príncipes de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,

4 Y disputaba en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos. 5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba constreñido por el Espíritu, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. 7 Y saliendo de allí, entró en casa de uno llamado Tito el Justo, temeroso de Dios, la casa del cual estaba junto a la sinagoga.

42 Con todo eso, aun de los príncipes, muchos creyeron en él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser echados de la sinagoga. 43 Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. 44 Mas Jesús clamó y dijo: El que cree en , no cree en , sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me envió.

Inés . Muy modestas eran en verdad estas construcciones, y vergonzoso en cierto modo para los nuevos pobladores, que los judíos que habian quedado en la ciudad, no contentos con tener una sinagoga, estuviesen fabricando por este mismo tiempo otra muy soberbia y elevada con grande escándalo para la cristiandad.

21 Entraron en Capernaum; y luego los sábados, entrando en la sinagoga, enseñaba. 22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene potestad, y no como los escribas. 23 Y había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, el cual dio voces, 24 diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? quién eres: el Santo de Dios.

Maltrana, que se había familiarizado con él atrevidamente desde los primeros momentos, creyendo encontrar en su vaga nacionalidad cierto perfume de sinagoga, le invitaba a monstruosas partidas de poker, en las que debían arriesgarse miles y miles de francos. Y lo decía con un aplomo desdeñoso, como si tuviese a su disposición todos los millones encerrados en el fondo del buque.

19 para pregonar el año agradable del Señor. 20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos. 22 Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?

De dónde salieron los que con su perfidia obligaron al Rey Don Sancho a quitarles la sinagoga mayor y convertirla en Iglesia de Santa Fe que es la que hoy así se llama, dotándola de un beneficio de Patrimonio Real?

24 Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra. 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el sirio. 28 Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;