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¿Cómo explicaré preguntó D. Luis , que juego en un golpe cuanto hay en la banca contra otro tanto? Eso se explica respondió Currito , diciendo: ¡copo! Pues, copo dijo D. Luis dirigiéndose al conde ; va el copo y la red en este rey de espadas, cuyo compañero hará de seguro su epifanía antes que su enemigo el tres.

Montaba a caballo todos los días y frecuentaba el juego de pelota; por la noche asistía a uno de los teatros de ópera y luego hacía su partida de whist en el club.

La superabundancia de satisfacción casi les hace juiciosos, y están como perplejos, en seráfico arrobamiento, con toda el alma en los ojos, saboreando de antemano lo que han de comer, y nadando, como los ángeles bienaventurados, en éter puro de cosas dulces y deliciosas, en olor de flores y de canela, en la esencia increada del juego y de la golosina.

Habia juego fuerte, y Candido se pasmaba de que nunca le venian, buenos naypes; pero Martin no lo extrañaba.

Dos jóvenes, hijos de la noble familia de los Manzanos, mataron en una contienda suscitada sobre el juego á otros dos jóvenes, muy amigos suyos, é hijos de la familia de los Monroy.

Las costumbres primitivas y originales de la Pampa han tenido entre nosotros muchos cantores, pero casi todos ellos se han limitado á copiarlas; en vez de poetizarlas, poniendo en juego sus pasiones modificadas por la vida del desierto, y sacando partido de sus tradiciones y aun de sus preocupaciones.

Indiscutible es para que no se filosofa bien sin previo conocimiento empírico de aquello sobre que se filosofa, y que cuando no filosofamos sobre algo, la filosofía tiene que ser vana y mero juego de palabras vacías de sentido.

Cuando á mas de ser hay no ser, y se percibe esta relacion, el tiempo comienza; concebir pasado y futuro sin la alternativa de ser y no ser, como una especie de línea que se prolonga hasta lo infinito en dos direcciones opuestas, es tomar por idea filosófica un vano juego de la fantasía, es aplicar al tiempo la ilusion de los espacios imaginarios.

¿Y cuándo quiere usted que hable a Beatriz? Vizcondesa, lo más pronto posible, le suplico... le aseguro que hasta que conozca su respuesta estaré en angustias de muerte... Usted ve que a esta carta juego mi porvenir... es para un momento solemne... y, a pesar de sus seguridades de usted... qué yo... no tengo gran confianza... ¡tengo miedo!

La comandanta entró trayendo un cuadrote que representaba a Pío IX echando la bendición a las tropas españolas en Gaeta. Para hacer juego, propuso Juan Antonio poner al otro lado la Numancia. Guillermina vaciló en dar su asentimiento; pero al fin... una risita y un guiño resolvieron la duda. «Poner el barquito, ponerlo, que todo lo de la mar es de Dios».