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Finalmente después de heridos, los ciudadanos desesperados de poderles rendir, se resolvieron de quemar todo el edificio y torre. Diéronle fuego por todas partes, y en poco rato se encendió con gran ruina del edificio. Por entre las llamas y el fuego arrojaban piedras y dardos, y medio abrasados peleaban.

En respuesta sacó Zadig la espada; lo mismo hizo su criado que era valiente, y dexáron sin vida á los primeros Arabes que los habian embestido: dobló el número de enemigos, mas ellos no se desalentáron, y se resolviéron á morir en la pelea. Víanse dos hombres que se defendian contra una muchedumbre; tan desigual contienda poco podia durar.

Los demas dispertándose, y viendo el triste espectáculo de sus mugeres y niños muertos, se resolvieron á no sobrevivir á tal pérdida, y cogiendo las armas, vendieron sus vidas tan caro como pudieron; pero al fin fueron degollados con sus caciques.

Los Capitanes trataron con el nuevo General cual sería la más conveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer de ofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Paleólogo casi oprimido de las armas de los turcos; porque á mas de que Andronico se tenía por cierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso de la fidelidad de los suyos, era Príncipe que tenía poca correspondencia con el Papa, á quien Roger temia por haber maltratado en tiempo de guerra las Provincias de la Iglesia, y siempre vivía con recelos de que el Papa pidiese á Don Fadrique su persona como de Religioso Templario, para vengarse de él entregándole á su Maestre y Religion.

No pudiendo ni el Verbo Ser, ni el Sustantivo Hombre, ni el Adjetivo Racional, poner en orden á aquella gente, y comprendiendo que de aquella manera iban á ser vencidos en la desigual batalla que con los escritores españoles tendrían que emprender, resolvieron volverse á su casa.

La comandanta entró trayendo un cuadrote que representaba a Pío IX echando la bendición a las tropas españolas en Gaeta. Para hacer juego, propuso Juan Antonio poner al otro lado la Numancia. Guillermina vaciló en dar su asentimiento; pero al fin... una risita y un guiño resolvieron la duda. «Poner el barquito, ponerlo, que todo lo de la mar es de Dios».

Procuraba también ocultarse y hacerles pensar que estaban solas, espiándolas por el quicio de las puertas o presentándose de golpe cuando menos lo esperaban. Al principio las domésticas no podían comprender qué significaban aquellos desusados pasos y lo tomaban como una de sus muchas extravagancias; pero así que lo supieron se mostraron tan ofendidas que resolvieron marcharse.

Viendo los nuestros que las cosas estaban de tan mal semblante, resolvieron en la oscuridad de la noche retirarse hacia Santa Cruz de la Sierra y de aquí pasar á Pari, donde se había mudado la Reducción de San Francisco Xavier.

Comunicaron sus pensamientos entre sus valedores y amigos, y hallándoles con buena disposicion y ánimo de seguirles en cualquier jornada, se resolvieron de emprender la que pareciese más útil y honrosa.

Sin embargo, desde el día que la duda se posó en su espíritu, no pudo Jacques, por grande que fuera su imperio sobre mismo, impedir que algo traslucieran Beatriz y Pedro de la obsesión que lo atribulaba, y se penetraron de que eran objeto de una tal vez involuntaria vigilancia; resolvieron, pues, de común acuerdo, hacer aún más raras sus entrevistas íntimas, y obstáculos tales puestos a su pasión, dieron por resultado que ésta se hiciera todavía más imperiosa, más absorbente.