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Condiciones generales del canton de Lucerna. El lago de los Cuatro-Cantones. Su navegacion y aspecto interior. Recuerdos de la independencia.

Así, la idea federativa se muestra en todas las entidades, desde la confederacion de los individuos hasta la de las distritos, como se muestra luego en la asociacion de los cantones soberanos. En el puerto de Alpnach, al pié del monte Pilatos, nos embarcamos á bordo de un vapor para cruzar el lago de los Cuatro-Cantones, en direccion á Lucerna.

En Lucerna ha dominado, como en Glaris, el catolicismo de mala ley, el aristocrático, que, faltando á las primeras tradiciones de la iglesia y á su espíritu de igualdad y fraternidad, ha hecho de las jerarquías un dogma y de la explotacion de las conciencias un sistema, prescindiendo de contar con la voluntad de los fieles, que es el símbolo de la libertad de la conciencia.

Con todo, sus instituciones particulares están muy distantes aún de ser democráticas, aunque en apariencia la soberanía reside en el pueblo. El Tribunal supremo se compone de 13 jueces elegidos por el mismo Consejo. La poblacion del canton de Lucerna es exclusivamente alemana por la raza dominante y la lengua, y casi totalmente católica.

Recuérdase con placer que en ese mismo lago se libró el ilustre Tell de los sicarios de Gesler que preso le conducian á Lucerna, despues del tremendo castigo á que le condenó el tirano, obligándole á tirar sobre la cabeza de su hijo.

Si soplaba el Norte y nevaba, solían deslizarse algunos copos por la claraboya de la lucerna. Al levantarse el telón pensaban los espectadores sensatos en la pulmonía, y algunos de las butacas se embozaban prescindiendo de la buena crianza. Era un axioma vetustense que al teatro había que ir abrigado.

En efecto, si se observa la extraña configuracion del conjunto del lago, la direccion opuesta de sus golfos y la de los cinco rios ó riachuelos principales que vierten sus aguas en la cuenca granítica comun, se reconoce fácilmente que en un tiempo muy lejano del actual no existió sino una serie de cinco ó seis lagos, ligados entre por los rios que los determinaban y tendiendo todos á confundirse en la cuenca del de Lucerna.

En Flüelen descendimos del vapor que nos habia llevado desde Lucerna del un extremo al otro del magnífico lago.

He visitado los de Berna, Friburgo, Ginebra, Lucerna y algunos otros, y en todas partes he encontrado el mismo órden, la misma exactitud. La instruccion pública, que es la estadística de la inteligencia, la que con plena verdad patentiza con sus cifras el estado de un pueblo, está en Suiza á una altura superior á la de los demas estados de Europa.

Si la credulidad candorosa del insular nos hizo sonreír, confieso que no pude comprender el orgullo con que los ciudadanos de Lucerna conservan ese extraño monumento, que á mis ojos no era sino un padrón de infamia, ó por lo menos una tristísima reminiscencia.