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Aquellas «auras de libertad» que entonces todo lo invadieron, borrando tantas y tantas páginas tan genuinamente sevillanas; al privar de sus rentas á las comunidades les impidieron en absoluto cumplir las voluntades de generosos donantes; y las rentas que éstas dejaron, arrebatadas á sus legítimos dueños, han pasado á poder de algún insigne patriota que hoy se pavonea con ellas en nombre de la libertad.

Se nos dió orden de avanzar bajando, y una vez en llano, convertirnos sobre nuestro flanco, para formar un largo frente de batalla. La infantería francesa estaba delante de nosotros, resguardada por sus coraceros; pero éstos, observando nuestro movimiento y reconociendo al instante su indudable inferioridad, invadieron precipitadamente la carretera. La retirada era cierta.

¿Comprendéis?... Hasta allí Sara vivió halagada secretamente por la admiración que sus aptitudes de artista inspiraron á «monseñor», y pensando: «El cree en mi talento y se acuerda de ». Pero el bondadoso anciano ya había muerto: cerráronse sus ojos á la luz, tinieblas perdurables invadieron su memoria, y de su cerebro huyó con la vida el recuerdo de Sara.

Y sucedió lo que era de temerse: el estruendo de esta explosión de dolores profundamente sentidos, se fue propagando por toda la casa, en la cual acabaron por llorar a gritos también hasta los que no habían pensado llorar de ninguna manera, y los lazos de la disciplina y de los humanos respetos, muy relajados ya durante la agonía del patriarca, acabaron de romperse con este descomunal y plañidero vocerío: invadieron la estancia mortuoria gentes que en tropel brotaban de todos los senos del caserón, y todas querían ver al muerto, y todas le veían al cabo, y todas lloraban y gemían después más reciamente por el espanto de haberle visto.

Romances populares y su fusión en el drama. La historia del teatro español, rigorosamente hablando, sólo comienza en la época en que la nación llamada hoy España, surgió con su lenguaje especial de los restos de los diversos pueblos, que invadieron sucesivamente la Península pirenáica. No creemos, pues, de este lugar inquirir si antes de ese tiempo se representaron en ella obras dramáticas.

Una profunda lástima y una gratitud que parecía amor invadieron el ánimo de Ana en aquel instante.... «¡Oh! ¿por qué ella no podía ahora ir con aquel hombre, llamarle, consolarle... probarle que era la de siempre, que ella no le volvía la espalda como tantas otras?...». «, , le volvían la espalda a él, el santo, el hombre de genio, el mártir de la piedad... le volvían la espalda las que antes se le disputaban, y todo ¿por qué? por viles calumnias.

Los demás recalaron todos á la tienda de Crisanto, en la calle de Pedro Conde, levantaron al montañés que ya se había acostado, é introduciéndose por la puerta falsa del portal, invadieron ruidosamente el establecimiento. Y ¡vengan cañas de Sanlúcar! ¡venga cante y guitarra y jaleo!

Los lamentos de la tía Rojana y el cacareo de las gallinas que tranquilamente invadieron la sala común apenas abrió aquella la puerta de la venta, no tardaron en despertar á los huéspedes.

La accion de las dósis muy débiles cuenta hace mucho tiempo con numerosas adhesiones, y es el objeto de sérias preocupaciones desde que las ideas de Hahnemann invadieron las escuelas. Mr.

Y, en efecto, cuando las sombras de la noche invadieron la plazoleta, seguro ya de no llamar la atención, el forastero se aventuró a tomar parte en el baile.