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Al llegar aquí, llevó a los ojos sus manos delgadas y enrojecidas y por algunos momentos permaneció en silencio. Una ráfaga de viento sopló con furia en torno de la casa y dio una embestida violenta contra la puerta de entrada, mientras que Ingomar, el bárbaro, en su lecho de pieles de la trastienda, roncaba con placidez beatífica.

Los dedos le bailaban, sin embargo, tal era su coraje; con tanta embestida como había sufrido, su escuálido bolsillo debía estar hecho jirones. ¡Ah, camastrón! ¿esas tenemos? ¡pues en guardia! No he de perderte de vista; el amigo Portas, que es un lince, sabe lo que se dice. No hay que fiarse de estos fantasmones. Sigamos el consejo: apartémonos, pero, ¡alerta!

De pronto suena la campanilla, entra un señor y pasa a la sala... Es el papá de la novia de Miquis, que viene a consultarle un punto de Higiene. Augusto deja a Isidora en su despacho, y tiene que resistir durante una hora la embestida de su suegro, el cual le habla de Sanidad y de la fundación de la Penitenciaría para jóvenes delincuentes. Cuando su suegro se marcha, Miquis vuelve al despacho.

Un perro vivaracho y pequeño, descarado, ratonero, de éstos que pasean su vanidad por las calles de Madrid, se acercó al can melancólico, y le dió una embestida con el hocico. Batilo era muy tímido; pero sintiendo herido su amor propio, ladró. El ratonero, que no deseaba sino provocación, ladró también, atreviéndose á dar un mordisco al pobre faldero.

Yo me sentía fuerte en la segunda embestida; lord Gray era habilísimo tirador; pero estaba agitado, mientras que yo conservaba bastante serenidad. De pronto mi mano avanzó con rápido empuje; sintiose el chirrido de un acero al resbalar contra el otro, y lord Gray articulando una exclamación, cayó en tierra. Muero dijo, llevándose la mano al pecho . Araceli... buen discípulo... honra a su maestro.

Señora respondí de buen grado lo haría; pero mis ocupaciones militares y la necesidad que tengo de despachar de una vez todo el capítulo <i>de prescientia</i>, que es el más difícil de todos, me retendrán en la Isla. ¿Y qué opina usted de la <i>prescientia</i>? me preguntó Ostolaza cuando yo estaba muy lejos de esperar semejante embestida.

Casi juntamente con los primeros tiros de la embestida de Vedel, sonaron cañonazos lejanos, que al principio no supimos a qué dirección referir. ¿Qué es eso? ¿Hacen fuego por el Herrumblar, o es de la gente de Menjíbar? preguntaban allí. Es la división de D. Manuel de la Peña, que viene por la Casa del Rey contestó uno que a todo escape venía del primer campo de batalla.

Vaya si la doy... Me pongo mi abrigo de terciopelo, mi capota, mis guantes y ¡hala!... Ahora se me ocurre que debo empezar por darle una embestida a mi amiga Guillermina, que se hará cargo de la justicia del caso... , ¡magnífica idea!

El ingenio y el valor unidos triunfaron de todo: mal disfrazado á propósito y con poca cautela, despachó Martin Alonso á Córdoba un hombre avisando que viniesen sobre los moros la noche siguiente, y brindando á sus caballeros con una grande y fácil carnicería: salió bien la traza, porque el correo fué hecho prisionero, y temiendo por su declaracion el rey de Granada verse envuelto al otro dia por un ejército auxiliar, que en realidad no existia, resolvió apresuradamente aprovechar el tiempo que le quedaba para dar al lugar una embestida decisiva.

La fuerza de la embestida y la violenta contracción de sus poderosas mandíbulas armadas de triple hilera de dientes, fueron bastante á sepultarle en la cabeza las afiladas barras.