United States or British Indian Ocean Territory ? Vote for the TOP Country of the Week !


Dispararías cuando fuera menester... No, no, siempre... Al que me hiciera algo, ¡zas!...». A esto llegaban cuando volvió la criada trayendo un plato con varios pedazos de turrón, de parte de la señorita Emilia y del señorito Miquis.

El simón de hoy es el landau de mañana... Esto es una noria; cuando un cangilón se vacía otro se llena». Apareció un coche de gran lujo, con lacayo y cochero vestidos de rojo. «El Rey Amadeo dijo Miquis El Rey. Mira, mira, Isidora... No me quitaré yo el sombrero como esos tontos. Si apenas le saludan... observó Isidora con lástima . Pues cuando vuelva a pasar, le hago yo la gran cortesía.

Isidora se puso las manos ante la cara con muestras de horror. «Es el trabajo más bonito añadió Miquis . Tonta, ¿por qué no se ha de hablar de esto? Si es la realidad, la ciencia... ¿Qué sería de la vida si no se estudiara la muerte? Nada me gusta como la Cirugía, chica. O he de ser un gran cirujano, o nada. Verás.

Miquis te ha dicho, bien lo sabes, que eso es un vicio, un puro vicio, como tantos otros hábitos repugnantes, como la embriaguez o el juego, y de ese vicio nace una verdadera enfermedad.

Hizo después una almohada de ella y se tendió en el suelo. Isidora se sentó frente a él. «¿Oyes los pájaros? dijo Miquis Son ruiseñores».

La mente de D. José caía en un mar de confusiones, hundiéndose más a medida que veía más objetos, ya de lujo, ya de comodidad. Iba a seguir emitiendo juicios muy filosóficos sobre aquella revolución próxima, cuando Miquis acertó a ver el piano. Verlo, correr hacia él, abrirlo, hojear los papeles de música, y dar con su dura mano un acorde en la octava central, fue cosa de un instante.

Isidora le había dirigido al entrar una súplica angustiosa, elocuente expresión salida de los más sagrados senos del alma humana. Juntando el quejido de la necesidad a la súplica del pudor, Isidora le había dicho: «Dame de comer y no me toques». Miquis abre su bolsa a la desvalida hermosa, y con magnánimo corazón le dice: «Mañana estarás en casa de Emilia».

No puedo, no puedo». «Augusto, Augusto exclamó ella colgándosele del brazo . Mi necesidad es tan grande, que no puedo tener tesón ni dignidad, ni nobleza. Yo no te quiero, no puedo quererte; pero como Dios me abandona, yo me vendo». Pausa. Miquis la miraba pestañeando.

Preguntó a Miquis si también en aquel sitio destinado a albergar lo sublime dejaban entrar al pueblo, y como el estudiante le contestara que , se asombró mucho de ello. Llegaron por fin al Buen Retiro, cuyo lindo nombre ha querido en vano cambiarse con el insulso rótulo de Parque de Madrid.

Desasosegado, Miquis se sentaba primero en una silla, después en otra, luego paseaba, y de pie y andando, no quitaba los ojos de su enferma. «Pues mira le dijo Isidora con cierto descaro , no me riñas, porque con tus medicinas tontas y con tu asquerosa ipecacuana no me he de curar, ni quiero curarme. Ya lo que no quieres. ¿Piensas que no estoy enterado de tus malos pasos de estos días?