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Despojados de sus bienes, perseguidos, azotados, encarcelados, martirizados de mil modos, desterrados al Africa, ven consumarse la dolorosa estincion de la ley evangélica en Andalucía si el soplo vivificador de Dios no la reanima. Ocultan presurosos sus sagradas reliquias, las santas imágenes que veneran . ¡Cuántos en esta sangrienta tragedia alcanzaron la palma del martirio!

Esta determinacion del gobernador inglés tenia lugar el 26 de Junio, y cerca un año mas tarde, el 4 de igual mes de 1797, los conspiradores resolvian dar libertad á los encarcelados para que fuesen á buscar auxilios extranjeros, y facilitaban la evasion de todos ellos menos Laz, que habia sido ya remitido á su presidio hacia algun tiempo, sin que este hecho diese lugar por parte del gobierno á otra cosa que á algunas pobres é infructuosas averiguaciones.

Era indudable que yo había llegado a querer de veras a mi tío: a la vista estaba lo que me dolía la gravedad de su estado y el peligro en que se hallaba de quedársenos entre las manos a la hora menos pensada; y, sin embargo, la perspectiva de aquella serie de días de cama, impuesta por el médico al enfermo, con la sujeción a que me obligaba esta medida, en el menguado y tétrico recinto de aquella alcoba, y la tenaz y espesa nevada que tenía el cielo en tinieblas, la tierra sin suelo en que pisar y encarcelados a sus habitadores, me preocupaba y me dolía ¡a qué negarlo! mucho más.

19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 los cuales en el tiempo pasado fueron desobedientes, cuando una vez se esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, cuando se aparejaba el arca; en la cual pocas, es a saber, ocho personas fueron salvas por agua.

En ella la dama de esclarecido linage que hasta ahora habia vivido ocultando su verdadera , y que, depuesto ya todo humano respeto, ha consumado el sacrificio para una madre mas costoso, cual es el abandono de sus cariñosos hijos ; en ella el rico hacendado, hijo de mahometanos, que tomando de su heróica esposa ejemplo de abnegacion y fortaleza, y aleccionado en la provechosa escuela de los justos perseguidos y encarcelados, reparte su riqueza entre los pobres y las iglesias, y confia su prole ¡ya en breve huérfana! al tranquilo amparo de un humilde claustro de religiosas ; en ella el mendicante peregrino de lejanas tierras enseñoreadas por los infieles, que nacido en la gloriosa Belen y profeso en el célebre monasterio de S. Sabas, termina su trabajosa cuestacion por Africa y España, pidiendo en Córdoba al consejo de Abde-r-rahman el eterno descanso á la sombra de la palma de los mártires ; en ella numerosos monges, unos nacidos de noble linage, otros nobles por sus hechos y virtudes; en ella finalmente ricos y pobres, sabios é ignorantes en las humanas letras; versados en los estudios y trato de los árabes, y extraños de todo punto á su lengua y comercio; aventajados en la corte, y oscuros mozárabes de la Ajerquía; casados, célibes, eunucos; los unos criados entre parientes mahometanos, y sin embargo cristianos desde la infancia; los otros hijos de cristianos, pero tenidos por musulmanes hasta el momento de recibir de Dios el don de caridad y fortaleza, que los convierte de repente de tibios y meticulosos en paladines declarados de la , sedientos de la salvacion de las almas y de las salutíferas aguas de la tribulacion.

D. Francisco Javier Lizana, nació en Arnedo, Obispado de Calahorra, estudió gramática y filosofía con los jesuitas de Calatayud, jurisprudencia civil y canónica en la antigua Universidad de Oñate y en la no menos antigua de Zaragoza donde recibió los grados de Licenciado y de Doctor y el claustro le nombró Presidente de la numerosísima Academia de dicha facultad: fue Doctoral de Sigüenza, Penitenciario de Zamora, Gobernador de esta Mitra, Obispo Auxiliar del Arzobispado de Toledo, y después por nombramiento del Rey D. Cárlos IV, Obispo de Teruel en cuya ciudad hizo su entrada el cuatro de Diciembre de 1799; el mismo día, esplicó su celo por el decoro del Templo y dio orden de hacer colgaduras de terciopelo carmesí y galones de oro para el Presbiterio y de damasco para las columnas, colocándose todo a sus espensas: al día siguiente manifestó su misericordia y beneficencia, llevando la primera atención de sus visitas los pobres enfermos y encarcelados a quienes socorrió con largueza y con saludables exhortaciones que repetía casi todas las semanas, atrayendo con su ejemplo a muchos de los sacerdotes que le ayudaban en estas laudables tareas: manifestó mucho celo por las Iglesias de su Obispado, formó una Congregación de ministros del Señor para predicar al pueblo en la Iglesia del Seminario y sus oficinas fueron notables por la diligencia y acierto con que eran despachados cuantos asuntos afluían a ellas: en 1802 fue promovido al Arzobispado de Méjico, sintiéndose mucho en la provincia la ausencia de tan ilustrado y laborioso Prelado.

Al pie de estos precipicios hay muchos arroyos y rios, que estan, por decirlo así encarcelados en orillas altas y perpendiculares; siendo tan estrecho el espacio entre ellas, que en algunos parages se puede salvar de uno á otro lado con gran facilidad, bien que es imposible bajar por ellas.

Mi sobrino el gran Sultan Mahamud me da licencia para viajar de quando en quando para restablecer mi salud; y he venido á pasar el carnaval á Venecia. Después de Acmet habló un mancebo que junto á el estaba, y dixo: Yo me llamo Ivan, he sido emperador de toda la Rusia, y destronado en la cuna. Mi padre y mi madre fuéron encarcelados, y á mi me criáron en una cárcel.

La Naturaleza así hostigada es terriblemente inventora; por lo tanto, no debe sorprendernos si aquellos pobres encarcelados, ahogándose bajo el techo de su casita han hallado mil aparejos, mil géneros de válvulas que les alivian un tanto.

Cuando la locura teológica llegó a ser el estado normal de las sociedades europeas, la sabiduría y la sensatez humanas parecían monstruosidades chocantes, y los sabios cuerdos fueron encarcelados, ahorcados o incinerados por los sabios teológicos.