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Y Felipe habló así: Si es verdadera la máxima evangélica que recomienda la indulgencia y el perdón para los que mucho han amado, yo debo merecer absolución por todas mis culpas, pues siendo de complexión amorosa, como decía nuestro grave Molière, he amado con frecuencia suma y ardiente apasionamiento, sin ser correspondido, lo que constituye una causa, eximente, más que atenuante.

De aquí la envidia que le tenían los otros novicios y especialmente los franceses. Tratábanle con desdén, le hacían mil burlas y hasta le dirigían improperios, que él sufría con resignación evangélica. Por esto le llamaban Plácido. En aquella ocasión la envidia de los otros novicios había llegado a su colmo. Plácido acababa de alcanzar brillante triunfo.

Pero los cristianos no atendiendo á que de faltar á las promesas juradas, no podria resultar otra cosa mas que el descrédito de la doctrina evangélica, aceptaban en los capítulos de paces la condicion de conservar á los mahometanos en su religion, sin oprimirlos ni vejarlos, i luego les quitaban los templos i los obligaban á cristianarse con las duras leyes de la fuerza.

Los elementos turbulentos cada vez tomaban más fuerza, al par que la adquiría la evangélica persistencia de los misioneros, en tanto que el corto número de soldados mantenían en los cañones de sus mosquetes el desbordamiento que ha tiempo se venía presintiendo.

Se le dio conocimiento de que casi todas las noches el coche de su sobrino se estacionaba en la calle de Provenza, y Arturo aguardaba de un momento a otro una seria explicación y una escena en la que estaba resuelto a mostrarse arrebatado por una ciega pasión que le hacía indigno, en adelante, de las bondades de su tío; pero éste no le dirigió el más leve reproche, y nuestro joven no sabía cómo explicarse tanta calma y una resignación tan evangélica.

No le importaba que Febrer tuviese poca fortuna: ella era rica para los dos. Y enumeraba todos sus bienes, tierras, casas y acciones, como un administrador seguro de su memoria. Al regresar a Roma se casarían en la capilla evangélica y en una iglesia católica. Ella conocía a un cardenal que le había proporcionado una visita al Papa. Su Eminencia lo arreglaría todo.

En la realidad, ya desde hoy, somos los Jesuitas del Paraguay dichosos, aunque en esa relación que os presento, fuesen todavía como fatigados. Y no ellos solos, que también los que al nacer hijos de la predicación evangélica, se cuentan al mismo tiempo hijos vuestros, por sujetos á vuestro apetecible imperio, ni les queda más á que aspirar, ni harán nueva felicidad que apetecer.

De aquel libro pequeño, que le dió condolido el padre cura, tomaba todos los días unas palabras y trataba de hacerse con ellas una vida humilde, llena de evangélica conformidad; pero aquel esfuerzo la dejaba siempre la boca amarga y el alma trémula, y la voz y los ojos llenos de lágrimas. Toda estaba envuelta en una melancolía fatal, en una indiferencia morbosa que la iba consumiendo.

¿Es verdad que en este Hombre se cumpliesen las antiguas profecías? Es innegable: leyendo algunas de ellas parece que uno está leyendo la historia evangélica. ¿Dió algunas pruebas de la divinidad de su mision? Hizo milagros en abundancia; y cuanto él profetizó, ó se ha cumplido exactamente, ó se va cumpliendo con puntualidad asombrosa. ¿Cuál fué su vida?

Por desgracia, Ramona, de acuerdo con la sentencia evangélica, es cándida como las palomas, pero dista muchísimo de cumplir con la primera parte del consejo o del precepto: no es prudente como la serpiente. Notoria es su imprevisión y lastimosa su ineptitud para la vida.