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E predicó frai Alonso Hojeda de San Pablo, celoso de la fe de Jesucristo, el que mas procuró en Sevilla esta inquisicion. E dende á pocos dias, quemaron tres de los principales de la cibdad é de los mas ricos: los cuales eran Diego de Suson, que decian que valia lo suyo diez cuentos é era gran rabí, é segun pareció murió como cristiano , é el otro era Manuel Sauli é el otro Bartolomé Torralba.

Todos sus amigos, enamorados de Febe, le echan piropos, y ella predica sobre placeres con éxito favorable y no con el mal con que predicó el cristianismo cuando era Zoe. Febe, no obstante, se aburre en aquella remota población y suspira por Roma.

Una vez que San Antonio de Padua predicaba en la playa, ocurrió que "salieron del agua los peces a quienes predicó y que le oyeron atentos." Prolongaría innecesariamente esta conferencia si mencionara todos los absurdos consignados en las Novenas de los cuales tengo un amplio caudal que constituye una documentación positiva utilísima para la historia de la superstición que apenas desfloro aquí.

Y el otro, ¿qué dijo? El otro, el otro... el otro habla despacio, pero echa unos términos, que a veces cuesta caro entenderlo.... Predicó mucho de nuestros derechos y del trabajo, y de lo que representa esta Unión del Norte... y de que las clases trabajadoras, si se unen, pueden con las demás.... Habían de venir allí arrastrados de las orejas los que piensan que los republicanos dicen cosas malas.

69. Al dia siguiente, desde la aurora, los sacerdotes que no eran de casa, digeron misa hasta las 9, y mas adelante, estando siempre la iglesia llena de pueblo de todo género, de condicion y estado. Despues cantó la misa solemne el Dr. Leiva, párroco de la ciudad, la que mucho antes habia pedido por un singular beneficio recibido: lo que llevò pesadamente el Vicario. Un sugeto de nuestra Compañìa predicó, y muy bien. Estuvo desde ayer, y todo el tiempo de la misa, la im

Si es lo que yo os predico siempre exclamaba al llegar aquí la lectora, tomando la ampolleta . Los peorcitos están arriba, arriba. Quien no lo ve, ciego es. El mismo día en que se proclamó la libertad y se le dio el puntapié a los Borbones, había yo de publicar un decreto... ¿sabéis cómo? He dicho». ¡Bien, bien! ¡Venga de ahí! ¡Esa es la fija! Y a que no me digan....

Al mundo hay que tratarlo siempre con muchísimo respeto. Yo bien que lo mejor es que uno sea un santo; pero como esto es dificilillo, hay que tener formalidad y no dar nunca malos ejemplos. Fíjate bien en esto; la dignidad siempre por delante, compañera». Hablando de esto, se animaba llegando hasta la elocuencia. «Porque mira , chulita, no predico yo la hipocresía.

El mismo dia les predicó en mis barbas el mismo sermon á otras tres ó cuatro empedernidas del momento, con una admirable fogosidad de galantería.

Está empeñado hasta los ojos, y el día en que los acreedores se echen encima, no tendrá camisa que ponerse. La pobre Milagros es muy buena, es un alma de Dios; pero hay que reconocer que es muy gastadora. Si le ponen mil duros en la mano, se los gasta en un día como si fueran cien reales. Yo le doy consejos, lo predico, le trazo un plan, un método; pero ¡quia!, es inútil.

2 Pero fui por revelación, y les comuniqué el Evangelio que predico entre los gentiles; mas particularmente a los que parecían ser algo, por no correr en vano, o haber corrido. 3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo griego, fue compelido a circuncidarse.