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Se hizo presentar en casa de las Ozores y pidió a doña Anuncia la mano de la sobrina. Después doña Anuncia se encerró en el comedor con doña Águeda, y terminada la conferencia compareció Anita.

Salabert hizo un gesto de impaciencia y volvió a quedar sumido en sus reflexiones. Estaba decidido a celebrar una conferencia con su esposa acerca de intereses. Esta jamás le había hablado nada de dinero. El no se creyó jamás en el caso de darle cuenta de sus especulaciones y negocios. D.ª Carmen tampoco entendería nada si se la diese.

Le he presentado al conde de Cotorraso que le está dando una conferencia sobre los aceites. Miren ustedes qué cara de sufrimiento tiene el pobre. Los tresillistas volvieron la cabeza. Allá en un rincón estaban, en efecto, los dos. El conde hablaba con calor y le tenía cogido por la solapa según su costumbre.

Miranda tendió la vista por todos lados, hincó sus pupilas en su mujer, en el jesuita, en el doctor.... Después cogió a estos dos de la mano y les rogó tartamudeando, que le concediesen una conferencia de algunos minutos. Pasaron a la habitación inmediata, y Lucía quedó sola con el cadáver. Pudo creer que era terrible pesadilla todo lo ocurrido.

Se encaró con su madre para decirle: Todo esto es obra del medicucho ese, de acuerdo con la santita.... ¿No te dije que aquella conferencia que tuvieron los dos la otra tarde traería cola?... Todavía vamos a ver aquí una boda entre hermanos.... ¡Qué escandalosos! La señora, atajándola, interrumpió: «Tu prima» se ha portado muy bien en esta ocasión.... No consiento que la faltes.

Siempre había sido en balde. Ahora, a los tres o cuatro días de haber llegado Adela, la Condesa llamó una mañana a su hijo a su cuarto, entre once y media y una, antes del almuerzo, y tuvo con él la siguiente importantísima conferencia.

Haces mal repuso Núñez gravemente . Yo soy un hombre lleno de virtudes como todo el mundo sabe, pero el día en que tu cuñada me haga una seña estoy dispuesto a arrojarlas todas por la ventana. Tristán rió de buen grado y las últimas sombras de duda se disiparon. Cuando terminó la conferencia y salieron a los corredores el pintor se juntó a sus amigos dejando a Tristán sin ceremonia.

En el mismo momento, Mauricio y Herminia, un poco inquietos al ver lo que duraba la conferencia, abrieron la puerta del salón. El espectáculo que se ofreció á sus ojos era de tal modo sorprendente, que permanecieron inmóviles: la señorita Guichard y Roussel se abrazaban, y no para ahogarse, porque ambos reían con algo de enternecimiento. Venid, hijos míos, dijo Roussel.

Se confesaron con dolor que si en el Paraíso celeste había tantos inteligentes como en el de la plaza de Isabel II, la pita que en aquel instante estaban dando a sus amiguitos debía de ser monumental. A seguida del canto vino la plática o conferencia del padre Ortega. Acomodóse el sabio escolapio en un rico sillón de ébano y marfil en el centro de la capilla.

La señora de Aymaret escribió a Beatriz aquella misma noche en encubierta forma, a fin de darle detalles sobre su conferencia con Pierrepont.