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Allí nos separaremos, porque mi padre se enoja cuando entro tarde en casa, y ella le acompañará a usted hasta las oficinas. Muchas gracias, amigo mío. El túnel les había conducido a un segundo espacio más singular que el anterior.

Allí estaba la hospedería, donde eran recibidos los forasteros, ya fuesen legos o religiosos. Estaban también la librería, las sacristías, los guardamuebles y otras oficinas. En el segundo patio, al que se entraba por una puerta exterior, se hallaban abajo los almacenes para el aceite y arriba los graneros.

Estaba destinado el hospital para la curación de llagas y de enfermos de tisis, y en 1837, al reunirse todos los hospitales en el de la Sangre, se trasladó allí por orden de la Junta de Beneficencia, dueña entonces del local, que conservó la iglesia y destinó á oficinas y almacenes el resto del edificio.

No restaba más que el Alcalde señalase día de salida para formar los itinerarios, y avisar á los pueblos. Al hablar de las oficinas del Gobierno de Tayabas, es imposible dejar de consagrar un recuerdo á Andoy. Andoy está tan identificado con los estantes del archivo, que estoy seguro moriría de nostalgia el día que se le separara de ellos.

Hay un libro para su cuenta y razon, que corre á cargo de las oficinas de hacienda , donde se anotan los ingresos y egresos que ocurren, y no deja de tener esa caja una existencia de alguna entidad. Algunas de las cantidades que la forman cuentan muchos años de depósito; pues no es otra cosa la caja del juzgado que una caja de depósitos.

Era el centro de reunión de todos los pájaros del distrito del Hospicio. Tenía acceso por una gran escalinata de mármol. Además del piso bajo donde se hallaban los salones de recibir y el comedor poseía otros dos. Parte del último era lo que ocupaban las oficinas, que no eran muy considerables. A Salabert le bastaba para la dirección de sus negocios con una docena de empleados expertos.

A cada traslado hacía almoneda, y así pudo referir cuando viejo que en tantos o cuantos años de servicio había dormido en cuarenta y dos camas, pasado por veintiuna oficinas y obedecido a más de treinta jefes, ninguno de los cuales pudo quejarse de él.

Clementina, entre alegres carcajadas, le abrazó y le cubrió el rostro de besos, exclamando: ¡Chiquillo, eres delicioso! #Un poco de derecho civil.# Era mañana de gran trajín en las oficinas de Salabert. Se hacían unos pagos de consideración. El duque había ido en persona a la caja a presenciarlos y ayudaba al cajero en la tarea de contar los billetes.

Su excelencia el señor gobernador y capitán general de la provincia recibe una bofetada, el jefe de Policía se escapa corriendo de recibir un lanzazo, y ambos ganan las calles de sus oficinas a dar las órdenes que han omitido. ¿Os parece esto mucha degradación?

Pues, ¿y en los altos hornos? exclamó después el capitán, Allí va á haber cualquier día una huelga, seguida de la degollina de todos los beatos que toman las oficinas como terreno de conquista. Desde que se fué Sanabre, aquel chico tan simpático, la fundición es un infierno. Pepe tendrá cualquier día una sublevación ruidosa, y á los huelguistas no les faltará motivo.