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He acabado conmigo mismo, contigo y con el mundo entero. ¡Si supieras por lo que he pasado en estas seis últimas semanas!... Desde que salí del molino no he dormido bajo techo, porque estaba convencido de que el techo me aplastaría... ¿Pero, en nombre del cielo, qué tienes?

Me han contado que tiene á sueldo un novelista de folletón, el cual debe lanzar todas las semanas un cuento de esta clase para enardecer á los jugadores. Acogió el príncipe con una sonrisa la invención de su amigo, pero Lewis no aceptaba paradojas en asuntos tan respetables, y gritó que todo lo que él contaba lo había presenciado. Mentía sin darse cuenta al hacer esta afirmación.

Hace meses y aún años que nos encontramos casi todas las semanas en este círculo, tan reducido que es imposible que seamos completamente extraños el uno al otro, y nunca ha tenido usted la tentación, ni aun la más frívola y pasajera, de hablar conmigo y tratar de saber si hay en mi alma más que una muñeca...

¡Algunas semanas! exclamó la baronesa, . ¡Pobre sobrino mío!... Al paso que vamos necesitarás un siglo, y no por eso estarás más adelantado... Una joven, hijo mío, es lo más impenetrable que hay en el mundo... sólo Dios puede saber lo que será una vez casada... ¡Y aun así! Sin embargo... tía.

Pasadas las primeras semanas de aquella existencia nueva, dividida entre la biblioteca del Senado, donde su trabajo consistía en dar libros a quien raza vez se los pedía, y las tareas de la imprenta, donde bajo la inspección de Millán iba siendo cada día más útil, comenzó a experimentar cierto reposo que él comprendía no ser definitivo, pero que le halagaba por verlo reflejado en la casa.

No era ningún delito, aunque pudiese pasar por extravagancia, el que estuviese enamorado de aquella muchacha que podía ser su nieta. El haber ido a su casa todas las noches durante algunas semanas apenas le parecía imprudente y digno de censura.

Los contrarios, gente enemiga de la burguesía, gente grosera y sin delicadeza, mandaban, en cambio, a los tres miembros de la familia, terribles anónimos difamatorios contra el supuesto novio... Y los anónimos eran más copiosos y categóricos que las felicitaciones... El cartero dejaba en la casa de Itualde, por término medio, desde hacía dos semanas, una felicitación diaria y tres anónimos.

Entretanto, la prensa periódica había tomado por su cuenta el asunto de mi cesantía, y durante un par de semanas me exhibió ante el público en mi nuevo estado de persona decapitada, deseando yo que me dejaran en paz y me enterrasen al fin, como conviene á un hombre políticamente muerto.

Han pasado varias semanas. Corre el mes de agosto. Beatriz y Pierrepont no han vuelto a verse. Por un escrúpulo que los dos comparten han evitado toda comunicación por escrito. Beatriz sabe únicamente que, contra su costumbre, el marqués pasó el verano en París, y aquélla presume que Pierrepont aguarda sus órdenes.

«Vamos á cuentas se decía una tarde, sentado en frente de la ventana de su cuarto, y mirando cómo se ocultaba el sol detrás de una montaña, entre vivísimos resplandores. Llevo en este pueblo tres meses; he gozado á mis anchas y con las ilusiones de un niño, es decir, he gozado cuanto es posible en esta vida de zozobras y de aprensiones, tres semanas.