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Le contaba sus viajes a París y Londres: los primeros en buque de vela hasta Marsella y luego en silla de posta; los otros en vapores de ruedas y en camino de hierro, grandes inventos cuya infancia había presenciado.

Así la vanidad es mas propia de las mujeres, el orgullo de los hombres, y por la misma razon la infancia tiene mas vanidad que orgullo, y este no suele desarrollarse sino en la edad adulta. Si bien es verdad que en teoría estos dos vicios se distinguen por las cualidades expresadas, no siempre se encuentran en la práctica con señales tan características.

Hombres y mujeres parecían haber retrocedido a la infancia en esta vida de aislamiento y monotonía azul. A los postres, las damas saltaron nerviosamente en sus sillas, ahogando un grito de susto; muchos hombres se estremecieron, con la nerviosidad que despierta un estrépito inesperado.

Esta dama pasó todo el tiempo del destierro de los reyes de Cerdeña en Inglaterra, hasta el 1818; tuvo algunas hijas nacidas y educadas en Londres; estas niñas han vivido después de su infancia, como hermanas, con la joven inglesa, su amiguita.

Porque Jacobo Téllez estaba muy vinculado a los esposos Ruiz y a del Val, y era un excelente sugeto, lleno de justicia y caridad cristiana... Dirigiose pues a casa de su amigo Marcos, y, hallándolo sólo en su escritorio, le dijo solemnemente: Bien sabes, Marcos, la amistad que nos profesamos desde la infancia.

Nunca le había parecido tan hermoso el paisaje como en aquella tarde de verano. Estaba habituada á verlo desde su infancia, y, sin embargo, ahora le encontraba algo nuevo, cual si acabase de descubrirlo. Las gentes que pasaban al borde de la ría, por la carretera de Las Arenas, le parecían más simpáticas que las de otros días.

Su pecado, su ignominia, eran las raíces que la retenían en aquel suelo, que había llegado á convertirse en el hogar permanente y final de Ester. Todos los otros sitios del mundo, aun aquella aldea de Inglaterra donde corrieron su infancia feliz y su juventud inmaculada, se habían convertido en cosas extrañas.

Como la constitucion de la infancia no permite que el sistema nervioso predomine esclusivamente, por la accion estensa y superior del sistema sanguíneo llamado á llenar las necesidades de un organismo en estado de desarrollo continuo, el café no es por lo comun útil en los niños.

Había en esta sensación una mezcla religiosa de respeto y enternecimiento en que se confundían todos los recuerdos de la infancia impregnados de ese amor filial exclusivo, fervoroso y absorbente, que produce la cólera rabiosa de los niños cuando la niñera les arranca de los brazos paternos y el ansia de ir a ellos cuando vuelven a tenerlos cerca.

Como no hemos sido criados con mimos; como desde nuestra más tierna infancia nos acostumbramos a la idea de que no había nadie inferior a nosotros.... Los hombres que se forman solos, como nosotros nos formamos; los que, sin ayuda de nadie, ni más amparo que su voluntad y noble ambición, han logrado salir triunfantes en la lucha por la existencia... ¡demonio!, estos son los únicos que saben cómo se ha de tratar a un menesteroso.