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Notabilísima es la admirable escena del tercer acto, en que pelean los tres hijos de Arias Gonzalo. El rey Don Sancho ha sido asesinado delante de Zamora, en cuya ciudad tiene sitiada á su hermana.

Las armas cristianas empiezan á adquirir nuevo brillo: Alfonso III fortifica á Zamora y á Toro, funda á Porto y restaura á Chaves y Viseo; y Mohammad muere disertando como filósofo , mientras sus vasallos rebeldes desafian su poder como guerrero.

Martes 2 de Enero este día amaneció crecido el rio hasta que llegó á las puertas del Arenal y Triana y andaban por la cestería con barcos y andaba el agua por santa ¿maría? . En 20 de Septiembre nombró la Ciudad á Juan Vázquez padre de los huérfanos «que es poner mozos y mujeres con amos y amasEl dicho Vázquez sustituyó en el cargo á Gabriel de Zamora.

Un caballero del campamento del Rey, llamado Don Diego de Lara, ha acusado á los habitantes de Zamora de complicidad en la muerte del Rey, provocándolos á nombrar cuatro campeones, para sostener contra ellos, con su espada, la verdad de su dicho. El anciano Arias Gonzalo, gobernador de Zamora, se presenta con sus cuatro hijos para defender el honor de la ciudad.

Adelantóse Zamora Y sugetando la rienda Pidió parte en la contienda Con altanera atencion. Todos á una voz gritaron «Que entre Zamora y Obando». Y entonces el pato tomando Zamora con él salió. Picaron todos de espuelas Galopando á rienda suelta Queriendo tomar la vuelta Del ginete vencedor; Mas en vano corren, vuelan, Gritan, pegan, forcejean, Y resudan, y espolean, Y le siguen con furor.

D. Jacinto Rodriguez Rico, natural de Villamayor, diócesis de Leon: siendo Dean de Zamora fue nombrado Obispo de Teruel: tomó posesión en 20 de Marzo de 1826, y fue trasladado a Cuenca en Junio de 1827.

Los triunfos de la hermosura y los infiernos de amor, de D. Carlos de Villamayor. Idem 17 de noviembre 1697. Muerte en amor es la ausencia, de D. Antonio Zamora. Idem 30 de julio 1698. Ipodamia Pelope, de D. Sebastián Rejón.

Largo podríamos escribir sobre este tema y sobre el tecnicismo o jerigonza que hablaban los afiliados; pero ello es comprometedor y peliagudo, y será mejor que lo dejemos para otro rato, que no se ganó Zamora en una hora.

Cañizares y Zamora, dos poetas estimables, escribieron más largo tiempo que los antes indicados, hasta la mitad del siglo XVIII. Merecían ambos, por su talento, haber nacido en época anterior y más favorable; pero no lo quiso así la suerte, negándoles esas ventajas, y, á pesar de sus brillantes facultades, carecieron del vigor original y del genio creador indispensable para dominar en su siglo, y no pudieron evitar la influencia perniciosa de la época de corrupción y decaimiento en que vivieron.

Ya no era la señorona del siglo pasado representada por la Plaza Mayor: tampoco era la revoltosa ciudadana del siglo XVI, que gritaba y luchaba en el Corrillo de la Hierba: ya era una dama gótica, tan severa como triste; mucho más triste, á decir verdad, que en la Calle de Zamora.