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Los Oidores, poco conformes con esta disposicion, manifestaron su resentimiento en distintas ocasiones, dificultando las providencias del Comandante, oponiendo obstáculos á sus determinaciones, criticando su conducta de morosa, calumniándole de pusilánime é irresoluto, fundándose en que no tomaba partido con prontitud, y suponiendo que si hubiese obrado con actividad ofensivamente contra los rebeldes, hubiera podido sofocarse con el escarmiento de pocos el atrevimiento de los demas.

Las últimas personas que habían quedado rezando en la antigua capilla del Santísimo Sacramento, se habían ido, resonando sus pisadas sobre las baldosas hasta que hubieron desaparecido, y yo me encontré solo con la figura silenciosa y casi extática del hombre a cuyo lado, un año antes, había estado de pie en el Grand Circle del teatro Imperio, mirando y criticando una danza.

Si el Cantó soltaba un domingo un interminable relato sobre la falsedad de las mujeres y lo caras que cuestan al hombre por su afición a los trapos, Margalida le respondía al otro domingo con un romance doblemente largo criticando la vanidad y el egoísmo de los hombres, y la turba de atlotas coreaba sus versos con cloqueos de entusiasmo, reconociendo la gloria de una vengadora en la muchacha de Can Mallorquí.

Dicho y hecho: la Caña se largaba todos los días un articulazo que no leía nadie, criticando la gestión de la Hacienda; pero no así como se quiera, sino con números. «Con los números no se juega» decía él, y le metía mano al presupuesto y lo desmenuzaba como si fuera la cuenta de la lavandera. «Si esta gente no comprende decía en el café inflado de autoridad , que sin presupuesto no hay política posible, ni hay país, ni nada.

Y luego venían aquí dándose un pisto... «Grandísimas... les digo para , yo no engaño a nadie; yo vivo de mi trabajo. Pero vosotras engañáis a medio mundo, y queréis hacer vestidos de seda con el pan del pobre» Y óigalas usted echar humo por aquellas bocas, criticando y despreciando a otras pobres.

Era un protegido de Fontenoy y publicaba un periódico de negocios inspirado por el banquero. Su acidez de parásito necesitaba expansionarse, criticando á todos sus protectores apenas se alejaba de ellos. A los pocos pasos sintió la necesidad de pagar la comida reciente hablando mal de los dueños de la casa. Sabía que Robledo era compañero de estudios del marqués.

Después, el amable capitán de la guardia africana entró en la biblioteca de Abu-Melik y de Ben-Farax, y en ésta encabestró a buen ojo cuatro poetas que escribían sendas cásidas de versos, presumiendo con ello dirigir al género humano, y en la otra atrailló a cuatro escritores graves que refutando hechos, desmintiendo las crónicas viejas, criticando los escritos antiguos, derramando la desconfianza y quitando la fe en todo lo tradicional, hacían de la historia una miserable controversia.

Dice en ella que ha puesto á su composición el nombre de comedieta, atendiendo á los tres diversos nombres de tragedias, sátiras y comedias, que dan los poetas á esta clase de obras: que tragedia es la poesía que refiere la caída de grandes reyes y príncipes, como Hércules, Priamo, Agamenón y otros, cuya vida fué tranquila al principio y en su mediación, pero que al fin terminó tristemente, como se ve en las tragedias de Séneca el Joven y en el libro de Bocaccio, titulado De casibus virorum illustrium: que sátira se llama la que escribe el poeta con el nombre de sátiro, criticando con calor los vicios y alabando la virtud; y que se denomina comedia la que trata de aquellos hombres, que comenzaron á vivir con trabajos, y después hasta su muerte fueron dichosos, como las escritas por Terencio y por el Dante en su libro, en el cual cuenta haber visto primero los dolores y sufrimientos del infierno, después el purgatorio, y por último muy contento y feliz el paraíso.

Sonrisas discretas, protestas, exclamaciones, criticando o aprobando la teoría eminentemente aristocrática de Martholl, surgieron de todos lados; luego la conversación recuperó su curso tranquilo, en tanto que María Teresa sentía aumentar su malestar moral. ¿Por qué Martholl sentía tales cosas? ¿Cómo osaba decirlas? ¿De qué muslo de Júpiter habría salido su familia? ¿Qué noble genealogía de héroes o hidalgos, protegía aquel nombre de Martholl?

Como que es un conjunto de predicadores, y no baja de ocho a diez sermones los que se oyen por día, todos sobre la cosa pública, amiga mía, y criticando, criticando, que es lo que a me gusta. Habrá Cortes dije yo porque en la Isla están pintando y arreglando el teatro para salón de sesiones. ¿Pero es en un teatro? Yo pensé que en una iglesia dijo doña Flora.